Son los países con bajos recursos económicos, los más empobrecidos, los que acogen a nueve de cada diez personas desplazadas en el mundo, de los cuales la mayoría busca lugares cercanos a sus países de origen con la esperanza de volver a casa en algún momento. Especial mención merecen Chad y Uganda, que aunque están en la cola de los países en riqueza, ofrecen sus tierras y sus precarios sistema de salud y educación a aquellos que huyen de las guerras y del hambre, que también es el enemigo a batir en estos dos países.

En riqueza de solidaridad y acogida están a la cabeza, claramente. El país que más refugiados ha acogido en los primeros seis meses de 2016 fue Turquía, con 2,8 millones de personas. Destino para la mayoría de migrantes sirios, en los últimos tiempos varios han sido los que han denunciado torturas y la violación de los derechos humanos en los campos de refugiados que se han construido en tiempo récord en el país. En segundo lugar está Pakistán, con 1,6 millones de refugiados, seguido de Líbano, con un millón. Continúan la lista Irán, Etiopía, Jordania, Kenia y Uganda. Hay que bajar hasta la octava posición para encontrar un país europeo, Alemania, que en el primer semestre del pasado año acogió a 478.000 refugiados. En 2015 alcanzó el récord: 1,1 millones. Cierra la lista Chad, que comparativamente a sus recursos y capacidades, está muy por encima de otros países enriquecidos.