Para entender bien lo que son los laicos IMC en España habría que remontarse a más de 30 años atrás cuando el trabajo de los Misioneros de la Consolata en nuestro país empieza a generar grupos de jóvenes que quieren descubrir la mejor manera de seguir a Jesús. Estos jóvenes y los misioneros que los acompañan van a ser los verdaderos protagonistas de esta historia, animados siempre por el Espíritu.
Conforme maduraban en los grupos juveniles, iban descubriendo la necesidad de optar por Jesús como centro de sus vidas, de hacerlo vivo en el seno de un grupo o una comunidad y de hacerlo con un determinado carisma.. Así surge nuestro proyecto misionero, integrado en otro aún más amplio de grupo-comunidad que intenta vivir la vocación misionera como parte integral de su ser.
Organización actual
Hoy el Laicado Misionero IMC está integrado por los grupos y comunidades de Málaga, Elche y Zaragoza. En 1992 surgió la necesidad de crear una Coordinadora como órgano de reflexión, trabajo y comunicación. En ella se informa de las noticias de nuestros misioneros; se trabajan los temas… para después llevarlos a las comunidades y grupos para su reflexión.
El proceso formativo
Quisimos apostar por la preparación de nuestros misioneros, por un proceso serio de formación y por un seguimiento personalizado. Las necesidades de la Misión nos exigen un gran esfuerzo para que el laico misionero alcance una adecuada madurez, una personalidad suficientemente fuerte y fundamentada que le permita sostener la vida y el trabajo misioneros; posea una vivencia cristiana, relación con Dios, opción por tos pobres y sentido eclesial universal que le permita evangelizar allí donde se encuentre; sea una persona abierta, capaz de integrarse en otras culturas sabiéndose enviado por la Iglesia. Esto se realiza en un proceso formativo integral englobado en tres dimensiones: madurez humana, cristiana y misionera y que cuenta con los siguientes períodos: a largo plazo, formación cristiana y misionera recibida en el seno de las comunidades y los grupos de origen; a medio plazo, llevada a cabo en las ciudades de origen acompañado por el Misionero de la Consolata y el laico responsable del proyecto en dicha ciudad y por el grupo o la comunidad base y a corto plazo, curso de misionología realizado en Madrid tres meses antes de su marcha.
Vivimos en comunidades
Las comunidades que funcionan varían entre ellas en la manera de ser “fraternidad seglar”, la vivencia que tienen las personas. Así, en algunas se comparte la fe y la vida con encuentros regulares poniendo a disposición un fondo común, al que se aporta un porcentaje de los sueldos. Otra comunidad, en cambio, comparte la vivienda y los sueldos porque han visto que para ellos es la forma de ser fraternidad.
Durante el tiempo de formación en España se vive integrados en los distintos ámbitos pastorales de la Iglesia local: como el de jóvenes, marginados, inmigrantes, cárceles, parroquias... además de animar a la misión a otros jóvenes trabajando en colaboración con los Misioneros de la Consolata. No se trata de ser misioneros sólo allá, sino de empezar a construir el Reino desde lo concreto de nuestro presente. Esto es en resumen el Laicado Misionero IMC.
Desde el año 1985 hasta hoy ha sido una treintena de Laicos Misioneros de la Consolata que han trabajado o lo están haciendo en distintos países: Ecuador, Colombia, Venezuela, Tanzania, Congo y Roraima, Brasil.