
Super User
El amor no admite excusas: el que quiere amar como Jesús amó, ha de hacer suyo su ejemplo, especialmente cuando se trata de amar a los pobres.
No se trata de un mero sentimiento de compasión más o menos auténtico que surge de nosotros; sino de una respuesta de amor a la entrega de Jesús por nosotros, que comienza por la acogida de la gracia de Dios, de su caridad misericordiosa, de manera que nos transforme por dentro, que nos mueva a las obras de misericordia en favor de nuestros hermanos y hermanas que se encuentran necesitados.
En la cercana Navidad nos intercambiaremos numerosas palabras llenas de buenos deseos y augurios de felicidad.
No podemos cambiar la costumbre. Y como tantas veces, muchas de ellas serán palabras vacías simplemente para cumplir el expediente. A veces será un breve mensaje para no romper del todo el contacto con personas con las que nos comunicamos solo en estas fechas.
¡Cuánta palabra vacía! ¡Cuánta palabra que no toca nuestros sentimientos ni las fibras de nuestro ser! Son un signo de cómo hemos ido construyendo nuestra sociedad sobre la “vaciedad humana”, llenándola de cosas superficiales.