“Nada es gratis”, nos repiten los políticos para justificar los recortes y aumentar los
impuestos. En esta sociedad todo se compra y se vende. Todo tiene su precio. Se ha
perdido el sentido y el valor de la gratuidad. Quien ofrece o da algo gratis, sin esperar
nada a cambio, es un desubicado en un mundo mercantilista.
Si algo está lejos del actuar de Dios es el sistema de “compra – venta”. A Dios no
se le puede comprar nada, porque nada tiene en venta. Dios es pura gratuidad.
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