En nuestra Escuela de Animación misionera seguimos profundizando en el ámbito de la inteligencia emocional. Este mes proponemos a nuestros lectores una reflexión acerca de vivir instalados en la queja como garantía de una existencia infeliz. Todos tenemos derecho a sentir tristeza y a dolernos cuando atravesamos por situaciones difíciles en la vida, pero debemos tener en cuenta que en infinidad de ocasiones lo que nos hace sentir mal no es la realidad en sí, sino lo que nosotros mismos nos decimos acerca de la realidad que estamos viviendo. “Si no tengo… no puedo ser feliz. ¡Es terrible lo que me sucede!”, nos repetimos con demasiada frecuencia.
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