Superar el paradigma tecnocrático significa recuperar o encontrar el valor del ser
humano en sí mismo como persona. Un valor que no está basado en el tener, en la
ciencia, en la técnica o el poder; sino en el ser. Reconocer y asumir que lo esencial
del ser humano es ajeno a él, es un don que le ha sido dado: su consciencia,
su inteligencia, sus capacidades (innatas o adquiridas), su dependencia, su
capacidad de ser solidario, de compartir, de darse a las demás personas, lo que,
en definitiva, le hace posible vivir; todo es don y como tal no le pertenece. Lo
que tenemos no dejan de ser herramientas que hemos ido adquiriendo y que,
sin embargo, olvidando lo que somos, las vamos convirtiendo en extensión de
nuestro ser, perdiendo de vista que son transitorias y circunstanciales, sujetas a
cambio y a evolución, a superación o desaparición.
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