"Una experiencia de hermandad universal" son las palabras con las que el padre José Auletta, misionero de la Consolata, resume sus 50 años de vida religiosa misionera, 42 de ellos vividos en Argentina. Estuvo un tiempo de vacaciones y nos contó algo de su experiencia.
Mis primeros años en Argentina los dediqué a la animación misionera, pate en la ciudad cordobesa de San Francisco y parte en Buenos Aires
Finalmente en 1983 fui destinado al nordeste, concretamente a Machagai, en la provincia del Chaco.
Allí comenzó uno de los aspectos más destacados de mi vida misionera. A cargo de la parroquia, sí, pero vi que la realidad era multi: multiétnica y multicultural, criollos o campesinos y los nativos. A pesar de ser párroco, decidí con las hermanas ir y hacer las primeras visitas a las colonias aborígenes de Chaco, que están a 20 km de la parroquia. Al menos una vez al mes, ya era un primer acercamiento a la realidad indígena de los Tobas, o Qom, como se les llama en su idioma.
Tuve la fortuna de vivir 10 años con ellos, inserto en su propia realidad. Ese fue el primer momento fuerte. Ya desde esos años comencé a conectarme con ENDEPA, el Equipo Nacional de Pastoral Aborigen. ENDEPA tiene ahora una historia de 35 años.
Desde el principio, ENDEPA me ha ayudado a ser cada vez más concreto en este compromiso, con reuniones, capacitación y también con responsabilidades, primero a nivel diocesano en el Chaco, en la diócesis de Sáenz Peña - San Roque.
Luego algunos años de “purgatorio” en el Gran Buenos Aires y volví al norte, pero al otro lado. Primero estuve en el noreste y ahora en el noroeste. Aquí viví otro momento fuerte.
Como lo había hecho en el Chaco, tuve que acompañar a los aborígenes en problemas como los conflictos de tierras, comprometiéndome allí con todas mis fuerzas. Estar en contacto con la gente fue una fuente de gran fortaleza para mí porque vi, no solo a las personas que sufren, sino también a las personas que lucharon por continuar a pesar de la violencia, siempre con la confianza que, al final, la justicia podría decir su buena palabra. Considero este período de mi vida un gran regalo.
De Argentina escuchamos poco hablar de pastoral indígena, indígenas, de la opción por ellos, como en otros países latinoamericanos. ¿Podría explicarnos qué trabajo está haciendo ENDEPA?
Creo que los pueblos indígenas en Argentina son la expresión concreta de nuestros ad gentes. Los pueblos indígenas de la Argentina tienen que ver con nuestro carisma. Descubrirme e insertarme en esta realidad fue para mí estar en armonía con el carisma de la Consolata. Fue un placer y una satisfacción trabajar con ENDEPA, en su compromiso como iglesia local, incluso si a nivel de la Iglesia y de la sociedad siempre existió la idea de que en Argentina no hay indios. Por otro lado, los pueblos indígenas son una realidad evidente, especialmente si consideramos el momento fuerte de su auto-reconocimiento, durante la reforma de la Constitución Nacional. La primera Constitución fue de 1903. Cuando se llevó a cabo la reforma en 1994, en la que también participé, vimos a los pueblos indígenas vagar por los espacios de la convención de reforma constitucional y estuvieron allí desde el primer hasta el último día. Los llamaron "corredor convencional". Siempre en una convención u otro, para decirles "estamos aquí, existimos y tenemos derechos".
Éste fue el lema del cartel de este año para la Semana de los Pueblos Indígenas, que se celebra todos los años del 19 al 25 de abril. Existen y tienen derechos. Lo dijeron ante la reunión de la convención. ¿Qué pasó con esta reforma? Al final, se aprobó el Artículo 75, párrafo 17, que finalmente reconoce la preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas, el derecho a la tierra, el derecho a la educación intercultural bilingüe, el derecho a ser consultado cuando existen cuestiones que los conciernen. Tener un lugar en la Constitución significaba reconocer que existen y tienen derechos. ENDEPA ha estado presente a lo largo de este viaje.
Actualmente pertenezco a la Coordinación Nacional, que está compuesta por un coordinador-presidente y luego dos coordinadores para la región sur, para la región noroeste y para la región noreste. Actualmente soy coordinador de la región noroeste junto con otra persona. Esta pertenencia me permite sentir que soy un equipo con la misma gente que cuando ven que alguien está cerca de ellos y camina con ellos, comparte con ellos y luego te hace sentir como un hermano.