En 2005, se vivió en la iglesia venezolana un momento especial, un momento de renovación, un momento de gracia. La conferencia episcopal venezolana había convocado el concilio plenario para estudiar, evaluar y proponer nuevos caminos de evangelización en el país. Diez años después, la conferencia episcopal convocó la Primera Asamblea Nacional de Pastoral los días 06 a 08 de noviembre en la Universidad Católica Andrés Bello, con el objeto de actualizar sus compromisos a la luz de los nuevos tiempos y bajo el lema: “Renovando la misión de la Iglesia en Venezuela”. Esta fue precedida por asambleas parroquiales, diocesanas y provinciales donde participaron laicos, sacerdotes, religiosos/as y los obispos.
El vicariato apostólico de Tucupita, donde misioneros de la Consolata estamos trabajando desde hace casi 10 años específicamente con el pueblo Warao, estuvo presente desde el inicio de este camino de renovación pastoral. Cada diócesis tiene que enviar sus representantes, Obispo, Vicario más otro un sacerdote, dos laicos y un religiosa o religiosa. El vicariato de Tucupita fue representado por Monseñor Ernesto Romero, Padre Zacarías Kariuki (Vicario General), Padre Santana (misionero claretiano), Hermana Petra de las hermanas de la acción parroquial, y Jorge Pérez y Lucinda García que representaron las dos realidades del Vicariato, Criolla e Indígena respectivamente.
Todo el trabajo de la asamblea se concentró en cuatro dimensiones principales: Primero, Anuncio, “que hace presente ante nosotros, una vez más, la invitación a ser una Iglesia en estado permanente de misión”; segundo, Comunión, que nos pide un cambio de mentalidad para vivir una espiritualidad y una eclesiología de comunión, en la diversidad y en la colaboración de todos los carismas, ministerios y servicios”; Tercero, Servicio, “es uno de los elementos constitutivos de la Iglesia, y nos recuerda que el Evangelio tiene una repercusión social y comunitaria. Y cuarto, Formación, “a la que somos llamados todos los bautizados como discípulos misioneros en la escuela de Jesús que, con su pedagogía, nos va capacitando para la comunión y la misión”.
Al terminar, la asamblea indicó que al plantear propuestas de acción pastoral “hemos tenido muy cerca de nuestros afectos, pensamientos y oraciones, la vida, las esperanzas y angustias del pueblo venezolano, que son también las nuestras como Iglesia”. Tomando en cuenta la situación del país, los participantes también denunciaron que los venezolanos viven “en medio de una realidad dolorosa, caracterizada por la fragmentación, la violencia y una profunda crisis moral y económica”. Por tanto, convocaron “a trabajar por la reconciliación del país”.