La reciente visita del Papa Francisco a Mongolia, que se llevó a cabo del 1 al 4 de septiembre, marca un hito en su papado y en su compromiso pastoral con los marginados, excluidos y perseguidos en todo el mundo.
El cardenal Giorgio Marengo (Misionero de la Consolata), protagonista clave en la organización de este viaje histórico, describe la visita del Papa Francisco como un regalo inmenso para Mongolia. A pesar de ser una Iglesia pequeña, la visita generó resultados que superaron todas las expectativas. El Papa resaltó la belleza, originalidad y riqueza de este pueblo, lo que hizo que los mongoles se sintieran orgullosos de su identidad y tradiciones. El encuentro con la comunidad católica fue el corazón de esta visita, pero el mensaje de fraternidad y cooperación se extendió a toda la población.

El Cardenal Marengo describe la visita del Papa Francisco como un "don total" y un "inmenso don" que superó todas las expectativas. A pesar de los desafíos logísticos debido al tamaño modesto de la comunidad católica en Mongolia, la presencia del Papa generó una profunda alegría en el corazón de la población. El Papa Francisco estableció una conexión inmediata con la gente a través de su humildad y cercanía, lo que trascendió las fronteras religiosas y unió a personas de diversos orígenes.

Para la mayoría de la población mongola, que incluye a personas no creyentes y miembros de diferentes confesiones religiosas, la visita del Papa Francisco tuvo un significado especial. El Papa destacó la belleza, la historia y la singularidad de Mongolia en sus discursos, lo que hizo que la gente se sintiera orgullosa de su identidad y tradiciones. Su presencia física y su mensaje de fraternidad y cooperación resonaron profundamente en los corazones de los mongoles, creando una mayor comprensión de su misión y de la Iglesia católica en general.

La visita del Papa no solo fue un evento religioso, sino que también reafirmó el papel de Mongolia en el escenario internacional en la promoción de la paz mundial. El Papa Francisco envió mensajes a los países vecinos, Rusia y China, destacando la importancia de la paz y la cooperación en la región. El Cardenal Marengo enfatiza que el testimonio de paz del Papa contribuyó a cambiar la perspectiva y a recordar que cada nación, independientemente de su tamaño, tiene un papel en la construcción de la paz.

El ecumenismo, que promueve la unidad y el entendimiento entre diferentes tradiciones religiosas, también desempeñó un papel en la visita del Papa. Mongolia es un ejemplo de tolerancia religiosa, donde diversas creencias coexisten pacíficamente. El Papa Francisco destacó la importancia del respeto mutuo, la libertad religiosa y la coexistencia pacífica entre religiones, un mensaje que resuena profundamente en un país que valora la diversidad religiosa y la armonía.

La Historia de Mongolia y su Relación con la Iglesia Católica

Mongolia, una tierra ancestral donde el budismo tibetano es la religión predominante, ha visto la presencia de la Iglesia Católica crecer gradualmente. Con alrededor de 1500 fieles, servidos por seis iglesias y una catedral en la capital, Ulán Bator, la historia de la Iglesia Católica en Mongolia es una de resiliencia y renacimiento.

El catolicismo llegó por primera vez a Mongolia en el siglo XIII, durante el Imperio Mongol, pero desapareció con el fin de la dinastía Yuan en 1368. No fue hasta mediados del siglo XIX, después de la Guerra del Opio, que hubo un resurgimiento misionero. En ese momento, se estableció una misión en Mongolia Exterior, marcando el comienzo de la primera jurisdicción católica en Mongolia. Sin embargo, este esfuerzo misionero fue efímero, ya que el régimen comunista llegó al poder y cesó toda actividad evangelizadora en el país.

Con la llegada de la democracia en 1991, los misioneros católicos regresaron a Mongolia y comenzaron la reconstrucción de la Iglesia desde cero. Las relaciones diplomáticas entre Mongolia y la Santa Sede se restablecieron en 1992, marcando un nuevo capítulo en la historia de la Iglesia en Mongolia. En 2006, se estableció una Prefectura Apostólica en Mongolia, con un obispo y tres iglesias.

El Mensaje de Paz y la Huella del Papa en Mongolia

El Cardenal Marengo espera que la visita del Papa Francisco deje una semilla de esperanza y cooperación duradera en Mongolia. Espera un crecimiento en la fe y un arraigo más profundo de la comunidad católica en el país. La visita del Papa y sus mensajes de paz y tolerancia religiosa han dejado una huella indeleble en Mongolia, marcando un nuevo capítulo en la historia de la nación y su relación con la Iglesia católica.

La visita del Papa Francisco a Mongolia no solo fue un evento religioso, sino un regalo de esperanza y una invitación a la paz y la tolerancia en una región que a menudo se ve afectada por tensiones geopolíticas.

El Papa dejó una profunda impresión en el corazón de Mongolia, recordándonos la importancia de la diversidad religiosa y la unidad en la búsqueda de un mundo más armonioso.