Con más de 80 millones de personas dependiendo de la producción de café, los países latinoamericanos que pertenecen a la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) producen más del 50% de todo el café del mundo. Pero cuando alemanes y europeos saborean esta bebida, no siempre tienen en cuenta que los salarios y las condiciones de vida de los caficultores están muy lejos de ser satisfactorios y mucho más de ser justos.

            “El modelo de negocio está en una crisis muy profunda porque el precio del café está axfixiando hoy a los productores de América Latina, África y Asia. Y ese modelo de negocios es más rentable que nunca en países como Alemania, en toda Europa y en EE.UU. porque el café que importan las multinacionales está subsidiado por los productores, que lo están vendiendo por debajo de su precio de producción”, explica Fermnando Morales de la Cruz, fundador de la startup CafeForChange.

            Si una taza de café cuesta, por ejemplo, 1 euro, el productor latinoamericano recibe 1 céntimo, pero si cuesta 4 euros también recibe lo mismo, cuando en realidad debería estar recibiendo 10 céntimos por cada taza. Pero la industria del café en América Latina no solo se ve perjudicada por los bajos salarios y por la imposibilidad de exportar café tostado, de mayor precio, por ejemplo, a Alemania, a causa de las leyes que lo impiden, sino que presenta un síntoma más grave aún: es una de las innumerables expresiones de la esclavitud infatil queexisten a lo largo del mundo. El Departamento de Trabajo de EU cita 14 países, entre ellos, México y Guatemala, donde se usa a niños en el trabajo de producción del café.

            “Esos niños están cosechando café porque son la mano de obra más barata y abundante que existe”, agrega, “y hay trabajo infantil en la industria del café en Latinoamérica debido a que el modelo de negocios de las multinacionales del café es neocolonial. Le están pagando a los productores un 7% menos que hace 36 años, y están concentrando las utilidades, ganancias, el valor agregado y los impuestos en Europa”.

            Por eso, si usted nota cambios en el sabor y en el aroma del café que toma, sepa que es porque nuestro café lleva el sudor amargo del trabajo y la explotación de muchos niños.