Llevo viviendo en Europa más de 12 años, de los cuales 9 en España. A pesar de esos años no olvido mis raíces culturales de keniata y africano, aunque, en general, me gusta la acogida y la experiencia que he recibido en Europa.
Es sábado y estoy en mi comunidad e Iglesia de Málaga, leyendo un libro titulado “Racismos nuevos y antiguos”, una colección del año 1991 de las ponencias de un encuentro de Antropología y Misión. De repente alguien llama al timbre de casa. Me pide hablar con un sacerdote, por lo que me presento a la puerta para atenderle. Curiosamente, me pide hablar con el responsable de la Iglesia, a lo que respondo que “soy yo”, pero insiste de que quiere hablar con “un sacerdote blanco”. Obviamente no tomo tan feliz su última reacción, que me inspira a decirle que en mi comunidad no existen sacerdotes de colores. El encuentro no termina tan bien pero el señor en cuestión se marcha finalmente. ¿Tú qué piensas de esto? ¿Y qué harías si estuvieras en mi lugar?
¿Y más de lo que hay hoy en día?
Después de tantos años en España, “tranquilo”, debo de confesar que los últimos meses, poco menos de un año, he vivido un aire distinto en este sentido, hacia peor. No soy pesimista, pero recuerdo a alguien que decía “podemos evadir la realidad, pero no podemos evadir las consecuencias de evadir la realidad”. Un episodio durante la experiencia en el Camino de Santiago, y otro con un policía en aeropuerto de Barajas dan para pensar. Si no se hace nada, si no haces nada, si no hacemos nada, no preveo el freno al ir de mal en peor.
Notamos dos casos recientes de racismo contra Raheem y Aubameyang futbolistas extranjeros en la Liga Inglesa. Claro que también existe racismo en las instituciones. Un ejemplo de racismo estructural es la Ley de Extranjería, que legitima la creación de categorías de ciudadanos entre las distintas personas que vivimos en el Estado español, en función de nuestro lugar de nacimiento o nacionalidad. Una Ley de Extranjería que permite la existencia de los denominados Centros de Internamientos para Extranjeros (CIE) en donde son encarceladas personas que no han cometido ningún tipo de delito, sino que solo se encuentran en una situación de irregularidad administrativa al no tener su documento de identificación en regla.
Aparentemente, ciertas ideologías y recientes acciones y provocaciones políticas influyen en esas reacciones xenófobas. Todo ello gracias al boom de ciertas tendencias políticas extremistas en Europa, Estados Unidos y en el mundo. ¿Pasan estas cosas en tu escuela o trabajo, o en tu entorno? ¿Y cómo reaccionas?
A lo mejor funcionan movimientos antirracistas
“Youth against Racism in Europe” (YRE) es una organización antirracista fundado por el Comité por una Internacional de los Trabajadores. Fue inaugurado por una manifestación de 40.000 personas contra el racismo, en Bruselas en octubre en al año 1991. Después tuvo impacto en Gran Bretaña, Francia y Grecia.
La primera gran manifestación contra el racismo realizada en el Estado español, en lo que fue el primer acto de este tipo concebido y organizado, sin ningún tipo de tutelaje, por personas migrantes y españolas, fue el 12 de noviembre de 2017. Denunciaban: "Levantamos la voz para exigir la derogación de la Ley de Extranjería, el cierre de los Centros de Internamiento de Extranjeros, el fin de las redadas racistas, las devoluciones en caliente, las deportaciones exprés, la militarización de las fronteras".
¿Pero qué más solución darle?
Merece la pena destacar “Gente maravillosa”, un programa de “Canal Sur”, de una Televisión de la comunidad autonómica de Andalucía. El programa trata de mostrar cómo reacciona la gente ante supuestos problemas sociales en espacios públicos en Andalucía. Uno de esos casos es precisamente el racismo, en el que se considera a muchos inmigrantes como “gente maravillosa”.
Los inmigrantes a los que atiendo me hablan de sus experiencias como víctimas de actitudes y agresiones xenófobas y racistas. Claro que a quienes han sido víctimas del racismo, prejuicio y discriminación el mensaje cristiano también invita a perdonar. Pero ellos también se preguntan y preguntan, ¿dónde se refleja el mismo mensaje cristiano en las personas y culturas supuestamente con raíces cristianas? ¿Acaso no somos todos hermanos, hijos del mismo Dios, como nos enseña el evangelio? Tú joven, ¿qué más propones como solución? Espero que este nuevo año sea mejor, un momento de fraternidad, un año de menos percances racistas y xenófobos. Creo en los jóvenes ¿Te comprometes?