En nuestra sociedad cada día se percibe la carencia de ciertos valores, como el respecto y la tolerancia, el reconocer que tenemos derechos pero también obligaciones, que estamos llamados a construir, desde lo que somos, una sociedad más justa, más fraterna, comprometida con los más necesitados, buscando siempre el bien común. Ante esta realidad aparecen los jóvenes, muchos de ellos comprometidos con estos valores y estas causas desde su rol como estudiantes, como ciudadanos que aspiran a cambiar nuestra sociedad, pero este cambio no llega a través de discursos o frases vacías de contenido, sino de un compromiso adquirido en favor de estas causas o realidades que tenemos por delante.
En 2017-2018 Cáritas Española tenía como lema “Tu compromiso mejora el mundo” esta frase ha sido motivo de muchas reflexiones y discusiones, y tenía como fondo despertar en la conciencia de las personas, que ellos son el motor de cambio de la sociedad, era una invitación a centrar la vida en el ser con los demás y para los demás: es una propuesta de vida para ser feliz y hacer felices a los otros, a que no seamos personas pasivas. Es decir que no nos quedemos de brazos cruzados ante las injusticias sociales que vive nuestra sociedad, sino que ante este desafío asumamos el compromiso de cambiar o mejorar las cosas, y en esto juegan un papel fundamental los jóvenes que ante los desafíos que vive nuestro mundo, no se quedan de brazos cruzados sino que intenten asumir el compromiso con distintas causas para que los que no tienen voz sean escuchados gracias a sus reivindicaciones, lo vemos actualmente con el desafío del cambio climático, son los jóvenes los protagonistas, podríamos decir, esa “voz que clama en el desierto” que a pesar de que muchas veces pueden sentirse solos, hay un sinfín de personas que están apoyando sus causas, que no son la causa de un determinado grupo o de una determinada transnacional, sino de la humanidad entera, así como tantos otros movimientos que llevan adelante… Esto nos demuestra la valentía y cómo ese compromiso que asumen en primera persona puede hacerse sentir y dar voz a los que no tienen voz y que muchas veces son silenciados por los poderosos de turno.
A pesar de que muchas veces habremos oído que “los jóvenes no se comprometen o no asumen compromisos”, esta afirmación carece de sentido hoy, ya que muchas de las causas sociales de nuestro planeta, son lideradas por jóvenes, y esto es un gran impulso para ellos, ya que su voz es la voz de una generación, que espera y aspiran vivir en un mundo mejor.
Hoy nuestra iglesia católica necesita jóvenes comprometidos con la causa del evangelio, una iglesia que muchas veces no sabe dar respuesta a las inquietudes de nuestros jóvenes, muchas veces podemos sentirnos impotente porque no llegamos a descubrir cuáles son sus aspiraciones. Ni que rol tienen dentro de nuestra iglesia, porque no les ofrecemos espacios donde ellos puedan sentirse integrados dentro de nuestra realidad eclesial, por eso muchas veces vemos esa falta de compromiso por su parte, pero es que en muchas ocasiones no les dejamos que asuman ciertas tareas, porque como institución se percibe un cierto miedo o temor a que entren aires nuevos, cuando continuamente se nos invita a que no tengamos miedo a la novedad que ellos nos ofrecen, que les demos oportunidades, donde ellos puedan sentirse acogidos, valorados y apreciados y ejerzan un cierto protagonismo.
No basta el compromiso con ciertas causas sociales, hace falta el compromiso con el anuncio del evangelio, un evangelio, que siempre es nuevo, que tiene rostro joven, que cada día espera una respuesta afirmativa, para poder asumir el compromiso más hermoso para el cristiano que es la evangelización.