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“Se cuenta que Napoleón reprochó a una compatriota suya el que se ocupara de la política; ella le respondió: ‘Señor, en un país en el que las mujeres son condenadas a muerte es completamente natural que quieran saber por qué’”. Queridas compatriotas, en este Senegal donde las mujeres son la mayoría de ese 46,6% de la población que vive bajo el umbral de la pobreza, donde son la mayoría de ese 50% de los menores de 15 años no alfabetizados, donde 392 de ellas son forzadas a morir por cada 100.000 partos, donde apenas hay dos comadronas por cada 1.000 parturientas...

...muy lejos de la norma de la OMS, que recomienda seis por cada 1.000 nacimientos vivos–, donde cada día 93 mujeres –más de 33.000 mujeres por año– lloran la muerte de su hijo de menos de cinco años, donde cuando ellas nacen no pueden esperar vivir más de 59 años –es decir, menos de 10 años que la media mundial–... es completamente natural que alguien responda a la pregunta “¿por qué?”. El destino ha reservado a la mujer senegalesa por lo menos dos trances amargos: haber nacido en un país semicolonial y haber nacido mujer.

HABER NACIDO UN PAÍS SEMICOLONIAL

La verdad es que no hay por qué sacar pecho. La situación de Senegal es grave. En Senegal, para hacer una diálisis, no hay más que dos máquinas de diálisis mientras que en otros países con una población similar, la dotación es de entre 560 y 600 de estas máquinas. Senegal quiere aumentar su producción de semillas certificadas del 12 al 25 por ciento de aquí a 2017. En la región de Sedhiou, 116 aldeas de un total de 924 disponen de electricidad, es decir, el 12,6 por ciento. Y el 40 por ciento de las aulas escolares funcionan en abrigos precarios, es decir, 1.666 de un total de 2.996 aulas.

En este contexto, es posible ver a una minoría de senegaleses, servidores de la mayoría, conduciendo los mismos coches en los que se mueven los ministros y diputados de países con un PIB altísimo o teniendo villas, fortunas, salarios y cajas de caudales que hacen palidecer de envidia a muchos en los países desarrollados; todo un escándalo. En fin, este estado de cosas, a pesar de tanto palabrerío sobre la buena gobernanza, es la condición para que esta minoría acepte transitar el camino de la traición antinacional.

El personaje de Ousmane Sembene, Gulewar, será todavía más desdeñoso después de la donación de 2.300 millones de francos CFA de Japón a Senegal el viernes 13 de febrero de 2015 por la compra de 8.000 toneladas de arroz en el marco de un programa de ayuda alimentaria. O incluso la recepción el mismo día por parte de Senegal de una donación de 1.200 millones de francos CFA para la electrificación solar de 120 centros de salud en el medio rural. ¿Qué decir entonces –algo todavía más reciente– de las 10.000 toneladas de medicamentos del rey [de Marruecos] Mohamed V?

El colono francés, cuando fue otorgada la independencia, se las arregló para colocar en lo más alto de Senegar a aquellos y aquellas de nuestros conciudadanos que hasta entonces nunca habían pronunciado la palabra “independencia” y huían de ella si acaso era sugerida. Todo esto con el objetivo de facilitar el pillaje y la dominación de nuestro pueblo mediante las políticas liberales, Esos conciudadanos para quienes la traición resultaba rentable se han afanado –con la ayuda de sus amos– por mantenerse en el poder todo el tiempo que fuera posible, es decir, hasta nuestros días. El Senegal digno, con sus batallas ganadas aunque sin haber ganado la guerra, jamás ha dejado de luchar por el [partido] “Mom Sa Rew”, a pesar de las novatadas, la marginación, los asesinatos... He aquí el porqué de que esos políticos neoliberales –ayer con los planes de ajustes estructurales (PAS) y hoy con los acuerdos de asociación económica (APE), pero también con otros mecanismos como el franco CFA– se impusieran a nuestro pueblo con la complicidad del Senegal indigno.

Son estos políticos los que privan a nuestro pueblo de los recursos necesarios para que haya suficientes comadronas, pediatras, ginecólogas y otros trabajadores de la salud; infraestructura sanitaria, personal de enseñanza e infraestructura educativa; industrias y un mercado nacional capaz de consumir lo que ellas produzcan; la necesaria maquinaria agrícola y subvenciones para la población campesina...

Son estos políticos los que acaparan el sector bancario y otras áreas estratégicas. Los que despojan a nuestra gente de su tierra y de los recursos pesqueros... también de su oro. El presidente de la república de Senegal acaba de confesar “nosotros no tenemos más que el 3 por ciento del oro que se explota en nuestro país”. Lo mismo pasará con el petróleo descubierto recientemente mientras el Senegal indigno esté en el poder. ¡El capital en detrimento del trabajo! Esta contradicción, que no es algo exclusivo de Senegal ni de las minas, ha hecho que Odile Tobner dijera “si bien, según Capital.fr, la actividad africana de Bollore es de lejos la más rentable del grupo, que representa solo el 25 por ciento de sus cifras de negocios pero produce el 80 por ciento de sus beneficios, para los pueblos africanos implicados es cualquier cosa menos jauja. Sin una soberanía de verdad, el crecimiento económico jamás se transformará en desarrollo de los pueblos”.

El 6 de mayo de 2015, durante la ceremonia de rehabilitación del programa “jangando” para la región de Dakar, el inspector académico de Dakar dijo: “estamos volviendo al reclutamiento a menor costo”. Del mismo modo que los senegaleses en las piraguas de 2006 o en las barcas de vela de 2015 son la muestra de un Senegal que se está recuperando de la Nueva Política Industrial, la Nueva Política Agrícola y el resto de Planes de Ajuste Estructural, ancestros a su vez de los Acuerdos de Asociación Económica.

Un kilómetro de pista cuesta entre 20 y 25 millones de francos CFA; un centro de salud bien equipado, 1.500 millones; un almacén de depósito cuesta 80 millones; un profesor y un ginecólogo cuestan... Esos políticos nos privan de recursos que nos permitirían hacer frente a nuestras necesidades. ¿Cómo tener recursos suficientes cuando los teléfonos, el agua, el ferrocarril... son privatizados? Privatizaciones impuestas por el FMI y el Banco Mundial. Privatizaciones que benefician a los multimillonarios del Norte.

Para ilustrar esto, volvamos al caso de la región de Sedhiou. Antes del consejo de ministros descentralizado realizado en Sedhiou, las necesidades de inversión se estimaron en 856.000 millones de francos CFA. El primer ministro informa de que el Estado y sus asociados ya han librado 137.000 millones (por lo tanto, aún restan 719.000 millones). Ahora bien, el costo de lo más urgente ha sido estimado en 356.000 millones de francos CFA (según Nfaly Badji, director de la ARD de Sedhiou, en Radio Le Soleil del martes 24 de febrero de 2015). El consejo de ministros descentralizado del 25 de febrero de 2015 anunció una ampliación de 13.000 millones realizada por Macky Sall a los 187.000 millones presupuestados por el consejo interministerial el día anterior. Vale decir, 200.000 millones de inversión en el marco de un programa especial de inversiones públicas 2015-2017. A continuación, se informó públicamente de que después habrá un programa trienal 2018-2021 que tomará el relevo de las grandes inversiones.

Esto es igualmente viable para el resto de las regiones senegalesas, como la de Kaffrine. Para modernizarse, esta región necesita realizar un programa de unos 344.431 millones de francos CFA. Solo 19.745 de esos millones, es decir, el 6 por ciento ya se han librado por parte del Estado y sus asociados, ha dicho el gobierno.

Para la campaña agrícola de este año, el gobierno ha informado de que subvencionaría 13.000 sembradoras, 1.040 azadas occidentales y 650 azadas chinas. En Senegal hay 14.958 aldeas. En el sector de la agricultura, la política de opresión llevada a cabo contra el pueblo senegalés en general y contra la porción campesina en particular, significa 0,869 sembradora por aldea, 0,069 azada occidental por aldea y 0,043 azada china por aldea. Estas cantidades irrisorias sumadas a la falta de manejo del agua –algo histórico en la opresión neocolonial– en un año de escasas lluvias como ha sido 2014, tienen como consecuencia la existencia de 1,5 millones de senegaleses en situación de inseguridad alimentaria en junio de 2015; una situación que revela la tragedia del mundo rural senegalés, de la mujer campesina de Senegal en particular.

Esas políticas golpean por igual a todos los senegaleses, no importa cuál sea su sexo ni su edad. Es por eso que a todos los senegaleses, sin distinción de sexo ni edad, corresponde la tarea de liberar a nuestro país de la dominación de un sistema que nos impone una situación trágica, que se muestra inequívocamente por la falta de 4.000 comadronas en un país en el que solo el 59 por ciento de los partos es asistido por personal médico calificado.

"SI SENTÍS VUESTRAS CADENAS YA SOIS MITAD LIBRES"

En estos momentos, el interés de los pueblos de Senegal y de África exige, con una fuerza especial, la entrada de las mujeres en los sectores organizados del país y del continente, la entrada de las dignas combatientes por la liberación de Senegal y de África. Esta tarea será realizada con más facilidad en la medida que las mujeres tomen parte en ella; la más importante, la más consciente y la más voluntaria.

Dado que las organizaciones antiimperialistas pretenden tomar el poder, es peligroso no actuar en relación con las masas inertes de mujeres no preparadas en el movimiento de las amas de casa, las empleadas, las campesinas... carentes del concepto de colaboración y de prejuicios, y no ligadas por un vínculo cualquiera al gran movimiento de liberación que es el antiimperialismo. Las mujeres senegalesas que no participan en ese movimiento constituyen inevitablemente un apoyo para el imperialismo y sus colaboradores, y un objetivo para su propaganda semicolonial. La falta de conciencia de las mujeres puede desempeñar un papel negativo en la lucha de nuestro pueblo contra el imperialismo y sus efectos.

Todo lo que acabamos de decir es la tarea inmediata de las mujeres herederas de aquellas de Nder: extender la influencia del antiimperialismo en las amplias capas de la población femenina de Senegal y sustraer a las mujeres de la influencia de las concepciones imperialistas y de la acción de los partidos que están por la colaboración para hacer de ellas una auténticas combatientes por la liberación total de la mujer.

En ningún caso, lo que el antiimperialismo dará a la mujer podrá dárselo el movimiento femenino de la colaboración. Mientras Senegal sea objeto de la dominación, la liberación de la mujer es imposible.

La paridad no acaba con la dominación imperialista

Todo trato y apoyo de la mujer antiimperialista al feminismo proimperialista no hace otra cosa que debilitar las fuerzas por la independencia y retardar la revolución antiimperialista, vale decir, la liberación de la mujer. Solo liberaremos Senegal y África cuando se dé la unión en la lucha de todas las mujeres y los hombres antiimperialistas, y no con la unión de las fuerzas femeninas pertenecientes a dos campos opuestos (anti- y proimperialistas). De cara a la cuestión nacional, la cuestión del sexo pasa a un segundo plano.

La lucha de la mujer contra su doble opresión, la imperialista y la dependencia familiar y doméstica, es una lucha de los antiimperialistas de ambos sexos contra el imperialismo y por la emancipación de las mujeres.

Las raíces de la opresión de las mujeres senegalesas están en primer lugar en el imperialismo. Para acabar con esta opresión es necesario un nuevo orden social: un Senegal liberado del imperialismo.

Lo dicho nos lleva a cuestionar la paridad hombre-mujer en las funciones electivas senegalesas. ¿Qué ha cambiado en la gestión de los municipios senegaleses desde el 29 de junio de 2014, fecha de las primeras elecciones municipales, en las que se exigía la paridad en la confección de las listas de candidatos? ¿Es diferente el Consejo Económico-Social y Medioambiental desde que a la cabeza del mismo se encuentra una mujer? ¿Existe una asamblea nacional senegalesa de ruptura debido al hecho de la paridad en la constitución de las listas de candidatos durante las elecciones legislativas de 2012? Para las 33.000 mujeres que cada año pierden a su hijo de menos de cinco años, para las que pierden a sus hijos o a su marido en las fosas comunes del Mediterráneo y otros mares o del desierto como consecuencia de las políticas neoliberales o para aquellas comprendidas en el 46,6 por ciento que viven debajo del umbral de la pobreza... ¿la paridad es su prioridad? Del mismo modo que la burguesía engaña al pueblo tratando de reunirlo bajo su bandera, del mismo modo que la grande y la pequeña burguesía femeninas se han burlado de las grandes masas de mujeres atrayéndolas a sus agendas pequeñoburguesas.

La mayoría de las mujeres senegalesas, cada una en su choza, piensa en aliviar su trabajo doméstico, en tener acceso al agua, anhela poder trabajar fuera de su casa... Mientras que las otras, en sus palacios, sueñan con la participación en el parasitismo de nuestros recursos.

En el contexto actual, la lucha por la paridad no puede asimilarse a la consigna leninista “Cada cocinera debe aprender a dirigir el Estado”, lanzada en un contexto como el ruso en el que era necesario atraer a las mujeres rusas, incluso a las más atrasadas, a la vida pública y los soviets. En Senegal, lo que se enseña es cómo embaucar a sus mandantes, es decir, al pueblo.

Cambiemos la situación económica y social de la mujer senegalesa y ella será emancipada. Permitamos que las mujeres pequeñoburguesas accedan a los puestos electivos y así permitiremos que ellas se integren en la burocracia burguesa mediante el acceso a los medios de enriquecimiento personal igual que sus compañeros masculinos. No es necesario reinventar a G. Deville, cuyas palabras suenan tan adecuadas: “(...) no empezamos una campaña por la admisión hoy día de las mujeres a los derechos políticos para que, a partir de entonces, la fantasía de la candidatura femenina no nos cuente entre sus partidarios, aunque, ¿están acaso las mujeres en el más completo pie de igualdad con los hombres en los grupos del partido obrero? Sabiendo que el derecho al sufragio no es el camino hacia la emancipación humana, no podemos perder un tiempo precioso en la persecución de un objetivo que, por imposible de alcanzar, es incapaz de mejorar la situación de la mujer. Para ellas y para ellos, cuyos esfuerzos se habrían perdido, sería otra decepción más que se sumaría a la larga lista de decepciones provocadas por el sufragio universal; aunque, en este caso, la responsabilidad caería por entero sobre quienes se habrían abandonado a un sentimentalismo demasiado irreflexivo. La emancipación femenina está subordinada a la transformación económica; solo trabajando por esta transformación es que se hará algo por la liberación de la mujer. Actuar de otra manera es, concientemente o no, hacerse cómplice de desviaciones perjudiciales a los intereses que se pretende defender”.

Cabral ya lo decía: “nuestro partido y la lucha deberían estar dirigidos por los mejores hijos e hijas de nuestro pueblo”. Lo mismo puede decirse para los municipios y la asamblea nacional... cuando los antiimperialistas hayan conquistado el poder.

HABER NACIDO MUJER

En la sección “Sucesos” [de la prensa] se habla de una historia que tiene lugar en Yang-Yang. Es la de Taubel, una mujer asesinada a machetazos por su marido el 1 de junio de 2015. Le habría cortado la carótida y partido el hombro y la rodilla derechos. El 5 de junio, nos han hablado de Fanta, esta vez en Goudiry, que había sido golpeada por su marido y después apuñalada. Estos actos de violencia, como otros practicados contra mujeres senegalesas están muy lejos de ser sucesos policiales. Es el destino de muchas mujeres senegalesas solo por el hecho de ser mujer.

En 2014 se han registrado 3.600 violaciones en Senegal. Podríamos parafrasear a Angela Davis: La violencia debe recordar a la mujer la inmutabilidad esencial de su condición femenina. En la sociedad falocrática senegalesa, la palabra “mujer” continúa significando pasividad, aceptación, debilidad, resignación, inferioridad. Ser humano de una dignidad inferior a la del hombre y de cuyo cuerpo puede adueñarse el hombre.

La opresión de nuestras compatriotas por el hecho de su condición femenina es tal que su cuerpo no le pertenece. Esto está confirmado incluso por la última encuesta demográfica y de salud (EDS-C, por sus siglas en francés) El 25 por ciento de las mujeres de entre 15 y 49 años declara haber sufrido la ablación del clítoris.

El índice de prevalencia contraconceptiva ha aumentado en ocho puntos entre 2010 y 2014, es decir, ha pasado del 12 al 20,3 por ciento. La mayoría de las mujeres [senegalesas] no puede utilizar métodos contraceptivos si no cuentan con el permiso de su marido. Entonces, ¿qué pasa con la interrupción voluntaria del embarazo? Los guardianes del templo falocrático están vigilantes.

Hay algo más que ilustra la opresión que viven las mujeres senegalesas: el 80 por ciento de ellas no tienen acceso directo a los bienes inmuebles. Solo el 20 por ciento de las mujeres posee un título regular de propiedad de su tierra. A esto es necesario agregar que la superficie media de las parcelas explotadas por un senegalés está en las 6,9 hectáreas, mientras que las de las mujeres está en alrededor de las 3,4 hectáreas.

Es imposible no recordar este otro pernicioso ejemplo de la doble opresión sufrida por nuestras hermanas y madres representada por la práctica consistente en blanquearse la piel llamada “xeesal”. Incluso existe una tipología de esta práctica, un verdadero problema de salud pública. Algunas de nuestras compatriotas no dudan y dicen con orgullo: “Yo lo único que hago es el ‘leral’”. Dos opresiones a la vez: la racial y la falocrática. Además de la lucha compartida con el resto de senegaleses, ellas tienen reivindicaciones específicas.

En la sociedad que quieren edificar los progresistas senegaleses, la mujer es igual al hombre. Es por eso que no se detendrá la lucha resuelta que se libra contra las teorías y prácticas que ponen a la mujer en un plano de inferioridad.

La transformación social en Senegal pasa por romper los vínculos con el imperialismo; de no ser así, no habrá transformación social alguna. Paralelamente, increpamos a los más temerarios como tan bien lo hizo Sejourner Truth: “Allá, los pequeños señores vestidos de negro dicen que las mujeres no pueden tener los mismos derechos que los hombre porque Cristo no era mujer. ¿De adónde viene el cristo? ¿De adónde viene vuestro Cristo? ¿De Dios o de una mujer? ¡El hombre no tiene nada que ver con él!”. Y si no están dispuestos a entender, añadimos: “¡Si la primera mujer creada por Dios era tan fuerte para dar vuelta el mundo ella sola, las mujeres deberían ser capaces de volver a ponerlo al derecho!”. No trabajar por la emancipación de la mujer equivale a mutilarse. Es lo mismo que decidir usar una sola pierna en lugar de las dos. Ahora bien, Senegal se moverá con más rapidez si utiliza las dos piernas y no una sola. Lo mismo vale para la revolución antiimperialista. De ahí lo muy acertado de Sankara cuando dice: “La revolución y la liberación de la mujer van juntas. No se trata de un acto de caridad ni de un impulso humanitario sino de la emancipación de las mujeres. Es una necesidad fundamental para el triunfo de la revolución. Las mujeres son las portadoras de la otra mitad del cielo”. Esta mitad, los antiimperialistas de ambos sexos la conquistarán juntos.

En un Senegal liberado, liberaremos a la mujer ya que toda acción contra la opresión neocolonial es un progreso que alivia la situación de la mujer. Incorporemos a la mayoría de las mujeres senegalesas a la lucha contra la opresión neocolonial. Ellas constituirán el ejército decisivo que cambiará los fundamentos de Senegal. Y se dirá de ellas aún más que lo que se dijo de las mujeres rusas, chinas, cubanas, argelinas, surafricanas... O quizás lo mismo que un observador burgués de la Comuna [de París] escribía en 1871 en un diario inglés: “Si la nación francesa estuviera compuesta solo de mujeres, ¡qué terrible nación sería!”.

A día de hoy, me parece increíble cómo después de una noche de disparos y fuertes explosiones en la calle, a la mañana siguiente todo el mundo está normal y afronta sus quehaceres diarios.

Esto es exactamente lo que ocurre aquí en Burundi, este pequeño país interior del corazón de África, que recientemente se ha convertido en noticia por la violencia relacionada con las elecciones. En realidad, tras esta imagen de normalidad la gente está llena de preocupaciones. Especialmente los padres, que ya vivieron el conflicto anterior (finalizó hace solo diez años), están haciendo un tremendo esfuerzo para no transmitir sus miedos a sus hijos.

Muchas familias han decidido abandonar sus casas o enviar a sus hijos lejos, a lugares seguros en otros vecindarios y provincias, o incluso dejar el país. Cerca de 170.000 personas han abandonado Burundi buscando asilo en otros países.

Cuando visito los refugios, la mayoría en los alrededores de la provincia de Bujumbura Marie, los niños parecen preocupados, pero aliviados de estar en un lugar seguro. Conozco a Brice, de siete años, en uno de los asentamientos en Bujumbura. Me cuenta cómo se sienten los niños hoy en Burundi. “Oíamos muchos disparos donde vivimos, en Musaga”, me dice. “Tenía miedo, lloraba todo el rato”.

A consecuencia de los enfrentamientos, ocho niños han muerto hasta ahora en Burundi. Desgraciadamente, tendemos a medir la importancia de una situación basándonos en el número de víctimas. Ocho niños no parece demasiado, pero este es un país donde los niños se enfrentan a la desnutrición, la malaria y otras enfermedades que ponen sus vidas en riesgo cada día. Ocho niños murieron porque estaban en la calle cerca de su casa, o jugando, o fueron a comprar leche y se encontraron en el lugar equivocado en el momento equivocado. Aquí los niños no están seguros en casa, o jugando en la calle. Ni siquiera en la escuela, donde han explotado granadas o ha habido una presencia de la policía o del ejército.

Y para los afortunados que no están en medio de los enfrentamientos, la situación tampoco es fácil. Muchos de ellos tienen miedo de salir de casa. Salir a jugar no es tan fácil como antes. Cuando voy a los diferentes asentamientos siempre me viene una pregunta a la mente: ¿qué está pasando con las niñas? Los padres tienden a protegerlas más a ellas, en muchos casos, no dejándolas ni salir de casa porque temen que puedan ser violadas. Por desgracia, sabemos que esto ocurre: en una ocasión, una niña de 12 años fue violada por un policía.

Las niñas que viven en la calle siempre están alerta. En uno de los centros para niños que viven en la calle, una de ellas me contó que le da miedo incluso ir al centro porque los niños pueden tener “intenciones” con ella.

Para todos estos niños la falta de oportunidades para evadirse de esta violencia les está creando angustia y un trauma. No pueden participar en actividades educativas, deportivas o de ocio que podrían ayudarles a aliviar algo de tensión y a lidiar con la situación actual.

UNICEF y todos sus aliados de desarrollo y ONG han trabajado durante décadas para ayudar a Burundi a lograr la primera generación libre de violencia. Pero ya no es así. Benjamin, otro niño, me contó que nunca antes había escuchado disparos. “Desde nuestra casa en Ngagara escuchábamos los combates y los disparos todo el tiempo. Tenía miedo”. David también compartió su historia: “Teníamos mucho miedo. No podíamos dormir por la noche”.

Por eso, en UNICEF desde el principio reforzamos los espacios amigos de la infancia en Bujumbura, donde ocurre la mayor parte de los enfrentamientos. Apoyamos estos centros con artículos básicos, por ejemplo de higiene, pero también, y esto es muy importante, con kits recreativos para que los niños puedan seguir viviendo una verdadera infancia. Cuando voy a estos espacios les veo divertirse, olvidarse de la situación que hay fuera y jugando con otros niños.

El apoyo psicosocial es clave en esos momentos. Si podemos identificar y ayudar a los niños a superar el trauma estaremos ayudando al futuro de la sociedad de Burundi y a romper el ciclo de la violencia. Los niños no deberían experimentar, sentir o vivir con la violencia como una parte normal de sus vidas. Las niñas deberían poder salir de sus casas sintiéndose seguras, sin medio a sufrir daño o agresiones físicas.

En estos espacios amigos de la infancia los únicos sonidos son los que un montón de niños jugando juntos pueden generar. Este es el único sonido que deberíamos estar escuchando. Estoy seguro de que cuando esto termine, una de las primeras cosas de las que nos daremos cuenta es que nunca deberíamos haber tenido que instalar un espacio amigo de la infancia para oír a niños riéndose y jugando. Esto es lo que debería ocurrir siempre, y es el futuro que queremos para Burundi.

 

Es la primera vez que he estado en Etiopía. La mañana siguiente después de mi llegada, de madrugada, a Addís Abeba, cogí el transporte público hacia el hospital de Gambo, situado a unos 300 kilómetros al sur de la capital en una zona rural con una elevada tasa de pobreza extrema, es decir, de personas que viven con menos de 1,25 dólares al día. Cuando finalicé mi estancia, hice el camino a la inversa hacia Barcelona.

Los días que separan estos dos momentos, ejercí de médico voluntario. Y vale la pena recordar que el voluntario suele disponer solamente del tiempo de sus vacaciones anuales de su trabajo habitual, a menos que pida un permiso no retribuido o una excedencia. El trabajo en terreno no es retribuido y los gastos de desplazamiento los suele pagar el mismo interesado. La decisión es absolutamente personal, pero obligatoriamente participada por la familia. Es normal, de hecho, que personas del entorno de las personas que toman esta opción, lancen preguntas como: "¿Vale la pena ir a terreno por tan poco tiempo?" O te digan que, en realidad, "lo haces por ti mismo" a la par que cuestionan la efectividad de este tipo de trabajos.

Pienso que las preguntas son oportunas y hay que intentar contestarlas con la máxima honestidad. De forma muy breve les intento detallar mi respuesta a cada una de ellas. La decisión es voluntaria, nadie me obliga a ello, y el balance de la experiencia de cada viaje, hasta el momento, ha sido positivo. Cuando no sea así será el momento de tomar otras decisiones. Es fácil imaginar que en la pobreza extrema tienes que vivir situaciones muy difíciles. Físicas —como el calor, la falta de comida, o la posibilidad real de contagiarse de enfermedades poco habituales— así como psicológicas, pues en algunos países tienen una relación con la muerte muy diferente de la nuestra... y te preguntas: '¿Qué hago yo aquí?'

La decisión es siempre personal e intransferible y, como he comentado, cuando el balance no sea positivo será el momento de parar. Pero la paradoja es que, pasado un cierto tiempo después del retorno, vuelves a intentar volver a terreno como si se tratara de una necesidad o, salvando todas las distancias y utilizando terminología medica, pasas una especie de síndrome de abstinencia.

Muchas veces, de forma inconsciente, destacamos lo que nosotros les aportamos sin hacer mención de lo que ellos nos aportan y que luego, sin darnos cuenta, transmitimos positivamente a nuestro entorno familiar y profesional.

Estas son mis reflexiones en cuanto a lo personal. Desde punto de vista profesional, hay que mantener el principio de primo non nocere(lo primero es no hacer daño) y después si puedo ayudar, hacerlo. Quiero decir que no apoyo la idea de que, como soy médico y mi formación es superior, mis decisiones siempre van a ser positivas y valoradas.

La atención medica en contextos de pobreza extrema es muy diferente de la que realizamos en nuestro entrono habitual, de tal forma que aconsejo de forma muy enfática que los médicos que quieran trabajar en terreno tengan una formación en salud global y que simultáneamente sean muy humildes y respetuosos son la sociedad donde van. Dicho en otras palabras: puede ser un excelente médico en un país desarrollado, pero no necesariamente lo sea con escasos o nulos medios técnicos, en un lugar donde las relaciones sociales y las realidades antropológicas son diferentes.

Aparte del concepto de curación, hay que incorporar (de forma muy frecuente) el de cuidar y, en muchas ocasiones, solamente podremos acompañar en la relación médico-enfermo-comunidad. Al mismo tiempo, se tendría que intentar que los voluntarios estuvieran integrados en proyectos de continuidad y sostenibles en terreno, de tal manera que su aportación temporal fuese una necesidad del proyecto para dar una respuesta puntual al mismo.

Xavier de las Cuevas junto con un paciente del Hospital de Gambo.Con todos estos elementos, puedo aventurarme a exponer el resultado asistencial de mi trabajo. Si tuviese que destacar cuál ha sido el aprendizaje más destacado, diría —desde mi parcialidad— que cada vez es más evidente la doble carga que conlleva mantener el tratamiento de patologías infecciosas, a la vez que se incorpora el de las enfermedades no infecciosas o crónicas. Se da la paradoja de que en los países en desarrollo, y con especial intensidad, en ciertos países subsaharianos, las dolencias crónicas van teniendo cada vez más protagonismo sin que las infecciosas estén retrocediendo de forma significativa. En mi opinión, esta evidencia tiene que ser tomada en consideración en los planteamientos asistenciales que tiene que ofrecer el hospital en el futuro. En la actualidad, el de Gambo (integrado en la Consolata Italiana) es un centro privado, pero que tiene la oferta del Gobierno de convertirse en uno comarcal (público) de referencia para una población adscrita.

Esperemos que esa promesa se convierta en realidad y, como consecuencia, tendrá que continuar la medicina asistencial al paciente tal como viene ofreciendo desde hace muchos años y simultáneamente sumando políticas comunitarias, de prevención... para responder a las demandas de salud pública que le reclame la población. Es indudable que, en esta etapa, las enfermedades no transmisibles van a tener un protagonismo más relevante que el actual. De forma muy resumida y muy esquemáticamente: hay que hacer políticas más transversales y próximas a la vivienda de los pacientes para poder hacer una asistencia más integral y sostenible en el tiempo.

Podría seguir comentando otros muchos proyectos que se están realizando y otros que se quieren implementar. Pero la crisis económica está golpeando todas las ayudas a la cooperación y el Hospital de Gambo no es ajeno a esta situación. Hace falta ayuda urgente en este momento para poder seguir haciendo realidad este proyecto que se inició a principio del siglo XX como una leprosería para evolucionar años después en el centro comarcal que es en la actualidad. Y, si se cumplen las promesas, en el futuro convertido en hospital comarcal.

Para finalizar, me traicionaría a mí mismo si no aprovechase la oportunidad de este artículo para reivindicar la figura del médico voluntario. En nombre de los muchos compañeros que ejercen la medicina en países en desarrollo, de forma anónima y altruista, como los que me encontrado en Gambo: Iñaki, Marta, Miquel, Malu, Jacob, Paula, y muchos otros. Reivindicamos que, a pesar de ser una decisión personal y voluntaria, sea más reconocida por la sociedad. Y que esta experiencia profesional pueda ser incluida en el currículo profesional y, más aún, el voluntario no sea penalizado económicamente o profesionalmente en su trabajo. Creo que la sociedad tendría que, de forma regulada y con criterios bien definidos y transparentes, potenciar la figura del voluntario en toda su amplitud para responder a los retos que nos pide estar inmersos en una sociedad global.

 

El virus ébola que ha causado el peor brote de la historia en África occidental está mutando de forma significativa. El brote se originó en la prefectura de Guéckédou, una zona boscosa del sureste de Guinea, y esa cepa exacta sigue circulando por el país. Pero ese virus ha generado dos cepas mutantes que también circulan por la zona: una que se ha reintroducido en Guinea desde Sierra Leona en múltiples ocasiones y otra que se ha propagado hasta el gigantesco vecino Mali. Son los resultados de la secuenciación —la lectura— de los genomas de 85 virus aislados de pacientes infectados en 2014.

El peor brote de ébola de la historia ha causado hasta el momento 27.341 infecciones y 11.184 muertes, según el último recuento de la Organización Mundial de la Salud, del 17 de junio. Pese a que la epidemia se ha moderado en comparación con el año pasado, el virus sigue activo: la semana pasada se detectaron 24 nuevos casos en cuatro prefecturas de Guinea y dos distritos de Sierra Leona.

Y, además, el virus está evolucionando. Así lo demuestran los datos que presentan en la revista Nature Etienne Simon-Loriere y sus colegas del Instituto Pasteur en sus sedes de París y Dakar (Senegal), en colaboración con científicos de Conakry (la capital de Guinea), Sídney, el Instituto Broad (uno de los nodos del proyecto genoma, asociado al MIT) y la Universidad de Harvard.

“En marzo de 2014”, explican los científicos, “cuando el ébola empezó a propagarse por Conakry, el Instituto Pasteur de Dakar instaló un laboratorio móvil en el hospital de Donka (en Conakry), para proveer servicios diagnósticos al área urbana de Conakry y otras regiones de Guinea”. Además, tomaron las muestras de 85 pacientes infectados entre julio y noviembre de 2014 que luego han usado para secuenciar los genomas de los 85 virus.

Que un virus mute es un dato de escasa novedad. Pero, con los genomas completos, los científicos han podido determinar las mutaciones que, muy probablemente, son significativas biológicamente. Por ejemplo, hay mutaciones en la glicoproteína del virus que están exactamente en los lugares que pueden alterar la forma exterior de la partícula, y por tanto tener relevancia para su interacción con las células humanas y el sistema inmune.

Los científicos descartaron ya el año pasado que la extraordinaria gravedad del actual brote se debiera a una mutación del virus. La cepa que originó el brote no era más contagiosa que las que habían causado los brotes anteriores, mucho más limitados. Los epidemiólogos piensan que lo que ha cambiado en esta epidemia no es el virus, sino la demografía humana: las crisis de años atrás ocurrieron en zonas rurales de escasa población, pero esta ha afectado a núcleos urbanos como Conakry, que son importantes nodos de transportes en la región.

Guinea, el origen de la epidemia, alberga ahora varias cepas del virus que muestran signos de estar evolucionando de manera independiente. La continua transmisión entre humanos de los tres linajes actuales del virus, según los científicos, “es una indicación de los desafíos de controlar el ébola en grandes centros urbanos con unas poblaciones muy móviles”. Nada indica, sin embargo, que alguno de los nuevos linajes de ébola sea más transmisible, ni más mortal. Eso es lo más parecido a una buena noticia que ha salido de este estudio.

El norte de Kenia es árido, desértico, y durante los últimos años, las sequías reiteradas han hecho que casi todos los pastores hayan perdido a sus animales y, con ellos, su fuente de ingresos y de alimentación. Desde hace varios años, Oxfam desarrolla un programa de ayuda mediante el cual se otorga 55 dólares a la semana (4,900 chelines kenianos) cada dos meses a los cabezas de familia, con el fin de que puedan reducirse las hambrunas y la extrema pobreza.

En Turkana, -una de las regiones que, junto a Mandera, Marsabit y Wajir, se beneficia de la ayuda económica-, el programa ha tenido un efecto inesperado: la mayor parte de las personas que han recibido esas ayudas económicas han comenzado pequeños negocios en lugar de utilizar el metálico directamente para comprar alimentos.

"Esperábamos que lo utilizaran para comprar comida, dada la situación de emergencia. Pero la inversión de dinero en pequeños negocios demuestra cómo pueden ser utilizadas las pequeñas fuentes en las comunidades más pobres", dijo Evelyn Nadio, la coordinadora del Hunger Safety Net Programme (HSNP), que abastece de ayudas en efectivo bajo el Kenya's National Drought Management Authority. El dinero llega a las poblaciones de Mandera, Turkana, Marsabit y Wajir y está financiado por la ayuda internacional británica y australiana.

Emprendedores

Cerca del 90% de las personas que han recibido las ayudas tienen similares negocios o han utilizado el dinero para "reponer sus rebaños de cabras o demás animales que perdieron durante las sequías," dijo Nadio. Lo más esperanzador es que hoy, ocho años después de que comenzase el programa, varios negocios han despuntado, muchos de ellos en el mercado local de Katino.

Con ellos gran cantidad de emprendedores han podido comenzarsus pequeñas tiendas locales. Es el caso de una mujer viuda madre de siete hijos. Su nombre es Akuom Idieya Katarung'ot, y es un ejemplo absoluto de emprendimiento. Gracias al dinero que recibió, ha podido crear toda una infraestructura de trabajo: tiene una tienda de venta al pormenor, un matadero de cabras y, además, alquila pequeños kioskos a terceras personas.

Selina Adapal, miembro del comité de agua de Oxfam. | Jane Beesley | OXFAM

Otras personas han recibido el dinero de manera indirecta, como Namadak Kalimapus. Esta madre de seis hijos dirige un quiosco de comida y una tienda donde vende todo tipo de productos que puedan ser de interés general (ropa, refrescos, verduras, cervezas, licores y hasta gasolina). La justificación viene porque en muchos kilómetros a la redonda no hay ninguna estación de servicio, y claro, alguien tenía que hacerse cargo de ello y emprender un negocio.

Empezó a ganarse la vida emprendiendo como repostera. Entonces tenía únicamente 1.000 chelines kenianos (unos 9 euros) que heredó al morir su abuela, que era beneficiaria del programa, y los invirtió en harina de trigo y aceite de cocina para realizar bollos y rosquillas. Ahora, su negocio vale miles de chelines, en un lugar en el que no hay electricidad, servicio telefónico ni transporte público.

Los fondos

En estos cuatro condados afectados por la sequía, el Gobierno keniano destina generalmente una ayuda en efectivo a las 10.000 personas más vulnerables cada dos meses, con un suplemento extra de 28 dólares a los que requieren ayuda durante toda la época del año, no sólo durante las sequías.

Tanto el Gobierno como el programa internacional que gestionan la entrega de los fondos, han podido comprobar que resulta mucho más eficaz para el desarrollo de estas personas la entrega de dinero en efectivo en lugar que sacos de alimentos. "El efectivo es menos voluminoso en comparación con los productos alimenticios, es más conveniente para el destinatario y, como resultado, los residentes lo han apreciado más ayuda que la ayuda alimentaria", dijo Nadio.

Aunque hay algunos destinatarios a los que les está siendo difícil recibir el dinero porque carecen de tarjetas de identificación o han tenido problemas con los nombres que aparecen en los registros del programa y con los que aparecen en sus tarjetas. El banco de la zona es el que dispensa el dinero, y es muy riguroso a la hora de realizar las gestiones burocráticas.

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