Hace ya muchos años que la Iglesia da una especial importancia a este mes de octubre para que las comunidades cristianas reflexionen y asuman un mayor compromiso en su tarea evangelizadora y misionera. En este mes celebramos del Domingo Mundial de la Misiones (DOMUND).

El nuestro número del mes pasado publicábamos casi íntegro el mensaje del Papa Francisco para la Jornada Misionera de este año. Nos invitaba a mirar hacia adelante y por eso decía: “la Iglesia ha nacido en salida”. Y eso porque la Iglesia es misionera por naturaleza.

La comunidad de los cristianos (que eso es la Iglesia), nunca puede ser un grupo que se mire a sí mismo, que busque su propio interés, que añore el pasado y que simplemente busque el crecer como grupo dentro de la sociedad actual imponiendo sus ideas.

Como Iglesia hemos estado y en parte estamos, dependiendo de la forma de estructurarse la sociedad. Cierto que nuestra misión es anunciar el Evangelio, pero el hecho de tener que hacerlo dentro de unas estructuras sociales determinadas para que pueda llegar a las personas, tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Y no siempre tenemos la libertad que mostró Jesús para saltarse normas sociales y anunciar la Buena Noticia de liberación que venía del Padre.

Durante siglos el miedo (distintos tipos de miedo) ha tenido un fuerte peso en la Iglesia y en su forma de actuar dentro de las realidades sociales que normalmente corrían más rápido que su capacidad de expresar el Evangelio en nuevos contextos culturales.

Es importante que el Papa en su mensaje de este año subraye con claridad que la acción evangelizadora y misionera de la Iglesia no tiene como objetivo “ganar adeptos para un grupo religioso determinado”, sino que es la comunicación de una experiencia de amor, donde los privilegiados son los más despreciados.

Dice Francisco: “Dios ha escondido todo a aquellos que están demasiado llenos de sí mismos y pretenden saberlo ya todo. Están cegados por su propia presunción y no dejan espacio a Dios. Uno puede pensar fácilmente en algunos de los contemporáneos de Jesús, que Él mismo amonestó en varias ocasiones, pero se trata de un peligro que siempre ha existido, y que nos afecta también a nosotros. En cambio, los “pequeños” son los humildes, los sencillos, los pobres, los marginados, los sin voz, los que están cansados y oprimidos, a los que Jesús ha llamado “benditos”. Se puede pensar fácilmente en María, en José, en los pescadores de Galilea, y en los discípulos llamados a lo largo del camino, en el curso de su predicación”.

Y es que el pequeño, el que no tiene nada que defender, normalmente es el que tiene mayor capacidad de amar y de recibir amor. 

Es esa experiencia de amar gratuitamente y sentirse amados sin condiciones, la que es capaz de generar alegría y esperanza en nuestro mundo.

Desde hace años vivimos una crisis económica que ha empobrecido más a quienes ya eran pobres. En los últimos tiempos se acrecientan con conflictos armados: Siria, el Estado Islámico, Centroáfrica, Sudán del Sur, y podríamos seguir una larga lista que normalmente los medios de comunicación suelen “pasar por alto” para evitar… que quienes tienen el poder los callen para siempre.

El Papa termina el mensaje del DOMUND de este año afirmando que la evangelización humilde y alegre debe hacer posible el nacimiento de un mundo nuevo.

La pregunta queda en el aire: ¿cómo transmitir esperanza y alegría en el mundo en el que vivimos? Las respuestas están por hacer. Nosotros hemos de crearlas. Ése es el desafío de la Jornada Mundial de las Misiones.

En el número anterior presentamos la aceptación incondicional como una de las habilidades básicas en la relación de ayuda junto con la escucha activa y la empatía. Proponemos a nuestros lectores una profundización en la actitud de la aceptación incondicional del otro, un elemento básico e imprescindible en una vida que pretenda ser verdaderamente cristiana.  

Puedes descargar el artículo completo en: https://www.dropbox.com/s/3vxhpik5doj7igl/ESCUELA%20AGOSTO%20SEPTIEMBRE%202014.pdf?dl=0

Las violaciones y el asesinato de mujeres en India están ganando visibilidad en los medios de comunicación a nivel internacional. En tan solo dos semanas cuatro mujeres han sido encontradas ahorcadas, colgando de árboles, en Uttar Pradesh, uno de los estados de India más poblados y con menos gobernabilidad. 

La propia sociedad india se ha vuelto a movilizar, indignada ante este tipo de sucesos, como ya ocurrió en diciembre de 2012 ante la brutal agresión sexual y asesinato de una estudiante de medicina en Nueva Delhi, que fue violada brutalmente por varios hombres en un autobús para finalmente ser arrojada de él en marcha.

“La violencia contra las mujeres se está haciendo más visible gracias a los medios, pero éste no es un fenómeno nuevo: la violación y el asesinato de mujeres son muy comunes en el estado de Uttar Pradesh, que es uno de los más poblados y con menos gobernabilidad”, explica el encargado de la ONG Action Aid en esa región, Khalid Chaudhary. Este experto asegura que cada mes se registran una veintena de casos de asesinato en ese estado, en su mayoría de mujeres de castas bajas. Pero incluso la denuncia de este tipo de sucesos no es fácil pues en muchas ocasiones la propia policía no investiga estos sucesos, sobre todo si las agredidas son de una casta inferior.

La India es el país al que más afecta el tráfico de mujeres y el cuarto país del mundo más peligroso para el sexo femenino. Según la ONU, los feticidios, infanticidios y feminicidios han hecho que hoy falten en la India 50 millones de niñas. Esto ocurre en el segundo país más poblado del mundo –con 1.200 millones de habitantes –, la cuarta mayor economía mundial, el séptimo país más extenso del mundo y la cuna de importantes religiones: hinduismo, budismo, jainismo y sijismo.

En esta India emergente, donde el 72% de la población tiene acceso a la telefonía móvil, el grado de alfabetización de los hombres alcanza el 75,3%, mientras el de las mujeres se queda en un raquítico 37,7%. Los menores abandonan sus estudios de forma muy temprana, con una media de edad de 11 años, aunque las niñas lo hacen mucho antes. A pesar de que la edad legal para contraer matrimonio está fijada en los 18 años, son frecuentes los matrimonios concertados entre menores, así como entre menores y adultos. El 30% de las mujeres adolescentes están casadas y el 22% ya cuenta con uno o varios hijos. Entre otras cuestiones, el abandono escolar genera una gran cantidad de mano de obra infantil: en la India trabajan un 12% de los niños y niñas de entre 5 y 14 años, unos 26 millones en total.

Aunque también hay que decir que se han hecho progresos como la ley de escolarización obligatoria que se aprobó en 2009 y los programas de reincorporación a los estudios de chicas jóvenes que tuvieron que abandonarlos, unido a la concienciación y las protestas una buena parte de la propia sociedad india, todavía falta mucho por hacer.