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Por vivir en hogares sin ingresos suficientes para acceder a los bienes más necesarios, el 42,6% de los chicos y adolescentes del conurbano bonaerense están en la pobreza. Y el 9,4% sufre indigencia, ya que en sus casas no hay ni siquiera recursos para la alimentación básica.

Así lo indican los resultados de la encuesta del Barómetro de la Deuda Social de la Infancia para 2013, que presentará hoy la Universidad Católica Argentina (UCA) y que muestra que en los últimos dos años, como consecuencia de la suba de precios y del menor nivel de actividad económica, se agravó la situación de la niñez.

Traducidos los índices, en el conurbano hay 1,3 millones de chicos de hasta 17 años que son pobres. De ellos, 290.000 son indigentes.

En el total de la población urbana del país -el relevamiento de la UCA abarca 5700 hogares de 19 áreas urbanas-, la pobreza entre los menores de 18 años está estimada en 38,8%, contra el 37,2% de 2012. Así, unos 5 millones de niños y adolescentes son pobres, y, de ellos, unos 800.000 (9%), indigentes.

En la población urbana total, la pobreza llega al 27,5%, según el mismo trabajo.

En el conurbano, en 2012 los niños sumergidos en la pobreza eran el 42%, un índice seis décimas inferior que el de la medición más reciente. El aumento es más pronunciado en comparación con 2011, cuando la tasa alcanzó el 38,5%. Ese año se había registrado una baja significativa, como efecto de la extensión del pago de la asignación universal por hijo (AUH). En 2010 el índice era de 47,3%. Pero los números ya muestran ahora un deterioro por segundo año consecutivo.

En la ciudad de Buenos Aires, la pobreza y la indigencia infantil se ubican en el 18,9 y en el 3,4%, respectivamente, con leves alzas respecto de 2012.

Para estimar los índices de pobreza, la UCA compara los ingresos declarados en los hogares con el valor de una canasta de bienes y servicios, a la cual se asignó para 2013 un valor de $ 4142 en el caso de una familia de cuatro personas (dos adultos y dos niños). Para la indigencia, el valor de la canasta fue de $ 1982.

La tendencia a un aumento de la pobreza medida por ingresos se ve agravada por la persistencia de elevados niveles de pobreza estructural, es decir, de la que no se mide por la suficiencia o no de los ingresos para acceder a determinados productos sino por las condiciones de vida y vivienda. En el conurbano, el 27,2% de los chicos tiene necesidades básicas insatisfechas (NBI), un índice que en este caso tuvo una leve mejora respecto de los tres años previos.

Eso significa que en el hogar se da al menos una de las siguientes situaciones: hay tres o más personas por cuarto; la vivienda es precaria; algún miembro menor de 12 años no va a la escuela; o hay cuatro o más integrantes por cada ocupado en coincidencia con que el jefe de familia sólo tiene nivel educativo primario.

Que los índices de pobreza e indigencia sean mayores entre la población infantil es un fenómeno observado en América latina, pero las diferencias son mayores en la Argentina, según afirma Gala Díaz Langou, coordinadora del Programa de Protección Social del Cippec. Agrega que hay varios factores que explican eso y uno de ellos es que la regulación laboral no favorece en nuestro país la inserción plena en el empleo de personas con chicos a cargo, al menos por dos razones: limitaciones del régimen de licencias e insuficiencia en la oferta de centros para el cuidado de los niños. Otra razón, agregó, es que según datos de una encuesta oficial, en el 10% más pobre de la población, el 30% de los menores no tiene ninguna cobertura de ingresos, lo que revela que persisten muchos hogares pobres a los que no llega la Asignación Universal por Hijo.

La infantilización de la pobreza es una problemática social que revela la continuidad de una cadena de "herencia" de la pobreza. "Las múltiples carencias materiales, sociales y emocionales en los primeros años de vida provocan consecuencias en el desarrollo físico y cognitivo de los niños, probablemente limitando su capacidad de apropiarse de los recursos necesarios para un mejor aprovechamiento de oportunidades, y propiciando procesos de reproducción intergeneracional de la pobreza", advierte el informe de la UCA.

Para Leonardo Gasparini, director del Centro de Estudios Distributivos Laborales y Sociales (Cedlas) de la Universidad de La Plata, "reducir sustancialmente la persistencia intergeneracional de la pobreza requiere dotar a niños y jóvenes de posibilidades educativas, de un stock de capital social o de posibilidades laborales muy superiores a la de sus padres". Pero agrega: "La evidencia sugiere que esto no está ocurriendo", ya que si bien la AUH es muy útil para aliviar carencias, su impacto sobre la educación y las perspectivas de superar la pobreza "es pequeño".

La situación actual empeora, según afirma Daniel Arroyo, ex secretario de Políticas Sociales de la Nación, porque las transferencias de recursos están seriamente afectadas por el deterioro que les produce la inflación, algo que se suma a una situación de "parate en las changas" laborales y pérdida de empleo formal.

Además, agregó Arroyo -que hoy está en las filas del massismo-, en el conurbano hay una situación crítica por la escasez presupuestaria que perjudica a los comedores escolares. "Ha crecido un 50% la cantidad de personas que va a comedores comunitarios", advierte. Y lamenta: "Hay una generación de personas que no han visto trabajar ni a sus padres ni a sus abuelos y muchos de estos jóvenes ya son padres, por lo que habría una cuarta generación de pobreza".

Partecipantesweb

 

¡A los pobladores y a todos los que sirven en la Amazonía y aman esta causa!

Convocados por el Vicariato Apostólico de Puerto Leguízamo-Solano, en el marco de la celebración de  su V aniversario, durante los días   6, 7 y 8 de Noviembre de 2017, los obispos y los representantes de los equipos pastorales de Florencia, San Vicente del Caguán, Puerto Leguízamo – Solano (Colombia), San José del Amazonas (Perú) y San Miguel de Sucumbíos (Ecuador) unidos a indígenas, campesinos e instituciones públicas y privadas para reflexionar sobre las oportunidades y desafíos que tiene la Amazonía en la triple frontera de Colombia, Ecuador y Perú. Como comunidad de fe que servimos en la evangelización de los pueblos amazónicos, cuidando la casa común;  

 

Constatamos: 

  • El fuerte compromiso de las organizaciones comunitarias por preservar, conservar y cuidar la vocación de este bioma amazónico como regulador del clima en el mundo.
  • La creciente conciencia de la responsabilidad ambiental y  social que ha llevado a la conformación de iniciativas de gran impacto como es la Red Eclesial Pan-Amazónica (REPAM).
  • La ausencia de políticas públicas a nivel local, regional, nacional e internacional enfocadas en el cuidado, preservación y conservación de la Amazonía.
  • La existencia de proyectos económicos desarticulados, tales como la explotación petrolera, minera, maderera, los monocultivos, la ganadería extensiva y la pesca excesiva,  sin un enfoque ecológico-ambiental y carentes de responsabilidad por la preservación de la selva en el mediano y largo plazo.
  • La fuerte amenaza que impacta la estabilidad del sistema ecológico-ambiental de nuestra Amazonía, debido a una deforestación indiscriminada.
  • La contaminación de los grandes ríos y sus afluentes convirtiéndolos en depósitos de desechos sólidos, químicos y residuales, amenazando seria e irreversiblemente a todos los organismos vivos.
  • La afectación nociva de agentes externos sobre la supervivencia e identidad cultural de las comunidades autóctonas.
  • El narcotráfico y la minería ilegal se constituyen en una fuente permanente de degradación y destrucción del medio ambiente y de las relaciones familiares y comunitarias.
  • La insuficiente presencia del Estado en los lugares más alejados de la Amazonía que garantice a las poblaciones sus derechos fundamentales a la vida, educación, salud y seguridad.

 

 

Obisposweb

 

Hacemos un llamado a:

  • Las autoridades nacionales e internacionales a adoptar políticas públicas y medidas urgentes para garantizar el cuidado y protección del bioma amazónico y toda su diversidad. Los derechos de la Amazonía deben ser tutelados y garantizados desde cada uno de los países y desde el sistema global.
  • Garantizar la consulta previa a los pueblos indígenas en cualquier proyecto que se pretenda desarrollar, sobre todo si es de carácter extractivo, obras civiles, etc., protegiendo los pueblos, sus usos y costumbres.
  • Las autoridades locales para que sus planes de desarrollo tengan un enfoque verdaderamente amazónico, estableciendo alianzas que fortalezcan las organizaciones presentes en el territorio.
  • Las organizaciones indígenas, campesinas, afrodescedendientes y urbanas a buscar consensos y compromisos efectivos que generen condiciones de vida digna, equitativa y respetuosa con el medio ambiente.
  • Toda la comunidad a  educarse en un uso adecuado de los residuos sólidos contaminantes para disminuir el impacto negativo ambiental.
  • A reemplazar el uso de  pesticidas y demás agroquímicos por prácticas agroecológicas que no afecten la flora y la fauna del territorio amazónico.
  • A la Academia para que se involucre contundentemente en procesos de investigación científica, formación y divulgación del conocimiento de nuestra realidad amazónica para el beneficio de todos.
  • A los agentes de pastoral para asumir una voz más profética y decidida en defensa de la Pan-amazonia. 

 

 

Nos comprometemos a  

  • Sintonizarnos con la propuesta del Sínodo sobre la Amazonia convocado por el Papa Francisco para el año 2019, participando activamente en su preparación, realización e implementación.
  • Asumir como discípulos misioneros un estilo de vida que concretice en las acciones cotidianas el cuidado y la protección de la casa común.
  • integrar en los planes pastorales una acción evangelizadora que promueva el cuidado de la vida en todas sus manifestaciones, inspirados en la teología de la creación.
  • Establecer en cada Iglesia Local un vínculo más estrecho con la REPAM. 
  • Acompañar a las comunidades en la construcción y ejecución de proyectos productivos sostenibles y amigables con el entorno amazónico. 
  • Impulsar acciones de incidencia frente a todo aquello que atenta contra la vida en la Amazonía. 

 

Puerto Leguízamo, 08 de noviembre de 2017.

El combate contra el hambre ha sido “notablemente exitoso” en América Latina y el Caribe, pero “es un crimen” que todavía haya en el conjunto de sus países 35 millones de personas que vayan a sus camas cada noche padeciéndola, planteó a IPS el nuevo representante regional de la FAO, Julio Berdergué.

El también subdirector general de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), quien ha trabajado durante décadas en temas vinculados al desarrollo rural, consideró durante su primera entrevista en el cargo que el pasivo más importante de América Latina y el Caribe es el de la desigualdad, que “nos pesa en cada acción y contribuye a muchos otros problemas”.

En la oficina regional de la FAO en Santiago de Chile, Berdegué, de nacionalidad mexicana, abordó también temas como  la obesidad, “en que vamos perdiendo la pelea por paliza”, la debilidad en el mundo rural de las instituciones, que facilita la corrupción, o del tejido social, en lo que se apoyan las mafias del narcotráfico en varios países, y la necesidad de afrontar desde ya una escasez del agua que llegó para quedarse por el cambio climático y donde es clave la transformación de la agricultura, consumidora de 70 por ciento del recurso.

IPS: ¿Cuáles considera que son los mayores pasivos de la región en materia agroalimentaria?

JULIO BERDERGUÉ: Seguimos con  niveles lamentablemente muy altos de pobreza rural. Casi  50 por ciento de la población rural sigue viviendo en condiciones de pobreza y casi  30 por ciento en condiciones de extrema pobreza. Hay 58 millones de personas rurales pobres y 35 millones en condiciones de  indigencia, que no pueden siquiera alimentarse adecuadamente.

IPS: Eso sucede en una región que ha sido la más exitosa en reducir la pobreza y el hambre este siglo…

JB: Tenemos  un  problema de desnutrición y hambre que si bien lo hemos reducido notablemente seguimos en 5,5 por ciento y eso hay que ponerlo en carne y hueso….son 35 millones de latinoamericanos que siguen yéndose a la cama cada día con hambre, seis millones de niños con desnutrición crónica…Eso es un crimen. Y de ellos, 700.000 niños con desnutrición aguda y crónica… eso es infernal.

IPS: Con ese contexto, ¿cuáles serán las prioridades de su gestión?

JB: Las grandes líneas son de continuidad y yo vengo a sumarme a eso. La misión y objetivos estratégicos de FAO están claramente delineados en un plan de trabajo de mediano plazo ya discutido y aprobado en mayo en Roma (sede mundial de la FAO).

El primer  objetivo tiene que ver con el hambre…la desnutrición y la malnutrición seguirán siendo una agenda muy central. El segundo tiene que ver con una mayor sostenibilidad de una  agricultura que aporta a la seguridad alimentaria global, pero que lo hace con  sostenibilidad.

Los temas de la pobreza rural, más allá de lo que se piensa, no están derrotados y todavía tenemos un gran  camino por delante, lamentablemente, donde queda englobado el tema de la agricultura familiar. También la relevancia de los sistemas alimentarios, que experimentaron en los últimos 25 a 30 años un cambio radical en su profundidad y en su velocidad, y la importancia de la resiliencia frente al cambio climático.

IPS: ¿Y cuáles son los activos regionales con que cuenta para esas tareas?

JB: No debemos perder de vista que América Latina es un gran  contribuyente a la seguridad alimentaria global. Es muy importante lo que nuestra región hace en esta materia y eso es una fortaleza que debemos aprovechar. Y, además, es una región con una biodiversidad enorme. En materia de biodiversidad la región es un actor de importancia planetaria y lo que hagamos bien y lo que hagamos mal afecta a cada habitante de este planeta.

IPS: ¿En lo político y social, hay avances?

JB: La situación de paz regional es otro activo. Lo que ha sucedido  en Colombia (con los acuerdos de Paz que entraron en vigor a fines de 2016) a todos nos entusiasma y es de una importancia fundamental. Ha habido en los últimos 20 años también fuertes inversiones en el mundo rural, en infraestructura, en caminos, en electrificación, en telecomunicaciones, acceso a servicios básicos, educación y salud. Los niveles de educación de nuestros habitantes rurales de menos de 35 años no tienen comparación con los de sus padres. Esos son activos que tenemos que movilizar.

IPS: ¿Y las debilidades que percibe en esos mismos ámbitos?

JB: En el mundo rural hay una institucionalidad gubernamental débil, en la mayoría de los países… Hay excepciones que se pueden contar con los dedos de una mano…y es débil porque es anticuada, porque hay mucha corrupción, mucho clientelismo, mucha captura de presupuestos públicos por intereses particulares y eso debilita la acción gubernamental y pública en pos de beneficios para el conjunto de la sociedad.  Eso nos hace más difícil la tarea.

IPS: Además de esa dificultad, ¿qué nuevos desafíos enfrenta la región?

JB: Hay un debilitamiento del tejido rural social en algunos países. La penetración del narcotráfico, de la violencia, muchas veces de la mano de la corrupción, hace muy difícil la vida de los habitantes de esas zonas  rurales y muy complejo poder llevar soluciones políticas que aumenten las oportunidades y el bienestar de estas personas. La situación en algunos países centroamericanos es  extraordinariamente preocupante. En mi propio país, México, es una  situación que nos angustia a todos los mexicanos. Los niveles de violencia de Venezuela. Hay países donde las cosas en materia de debilitamiento del tejido social son un signo de alerta.

IPS: Los latinoamericanos afrontan un nuevo y creciente problema: la obesidad, sin haber resuelto el crónico de la desnutrición…

JB: La desnutrición es un crimen. El hecho que haya más de la mitad de los niños rurales en Guatemala sufriendo de desnutrición crónica es inaceptable en el siglo XXI, pero la obesidad nos está matando. Hace no mucho el secretario (ministro) de Salud de México, el doctor José Narro, quien hasta hace poco era el rector de la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México), nos recordaba que la obesidad mata más personas que el crimen organizado en México. La obesidad efectivamente nos mata.

IPS: ¿Tienen algo en común la desnutrición y la obesidad?

JB: Primero, déjeme decir lo que tienen de distinto. La desnutrición y el hambre la hemos reducido fuertemente. En esto América Latina ha sido notablemente exitosa, incluso a nivel mundial. Somos la única región que cumplió con los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Mientras que en la obesidad vamos perdiendo la pelea por paliza.  Cada día son más las personas con sobrepeso y obesidad.

Lo que tienen en común, desde la perspectiva de la FAO, es una transformación muy radical de los sistemas alimentarios latinoamericanos. Este mundo en que teníamos mercados locales y que cada uno comía lo que se producía más o menos a su alrededor,  donde mucha gente iba a comer a su casa, eso se acabó para siempre.

Hoy día nuestros sistemas alimentarios están globalizados, el grueso de la distribución de alimentos es a través de cadenas de supermercados, la mayor parte de lo que comemos  son alimentos ultraprocesados. Incluso nuestros campesinos comen la mayor parte de alimentos que compran: procesados y ultraprocesados.

IPS: Pero este es un fenómeno global, como dice, no solo de esta región…

JB: El punto no es la transformación de los sistemas agroalimentarios. Esta transformación también se observa en Noruega, Canadá o Nueva Zelanda. Ellos tienen los mismos patrones de urbanización, de muchos alimentos fuera del hogar, de compras en supermercados, de alimentos procesados, etcétera, pero allí hay políticas públicas. La nuestra fue una transformación que respondió a fuerzas del mercado sin política pública. El mercado logra cosas muy importantes…hoy día los alimentos son mucho más baratos, pero con enormes consecuencias, una de las cuales es la obesidad y la erosión de la salud publica en todas las materias que tienen que ver con qué comemos y cómo comemos.

IPS: ¿Entonces, qué políticas públicas se requieren en la región para enfrentar la obesidad?

JB: Lo que hay que hacer es ‘regobernar’ estos procesos de transformación de los sistemas alimentarios y saber que aquí hay objetivos públicos. Regobernar significa poner ciertos límites. Por ejemplo lo que están haciendo Chile y de alguna manera México con las bebidas  azucaradas, etiquetar. Hay alimentos que son muy sanos y alimentos que son muy poco sanos y el consumidor tiene que saber eso.

Regobernar significa también poner más énfasis a la educación pública en materia de comer sano. Significa que si hay lugares con dificultades de acceso a una alimentación más variada, a frutas y verduras frescas, eso no podemos dejar que lo resuelva el mercado.

IPS: Otro problema que está creando conflictos es el del agua, su escasez y sus usos. ¿Qué hacer, mirando desde el sector agroalimentario?

JB: Aquí tenemos  un problema espantoso y es que la agricultura está consumiendo 70 por ciento del agua fresca de nuestro planeta. Eso es insostenible y no tiene futuro.  Si yo fuera el presidente de un país ‘X’ en 30 o 50 años más y me dicen: ‘para producir papas estás consumiendo 70 por ciento del agua y la gente no tiene agua en las ciudades por el cambio climático’, como presidente diría: ‘bueno, importemos las papas, dejemos de producirlas’.

Entre darle agua a los habitantes o producir papas o lechugas o espárragos….vamos a perder esa pelea. Nuestros agricultores luchan, se organizan para tener más agua, y está bien que lo hagan. Hagamos  embalses, represas, qué bueno. Pero tenemos que comenzar a pensar cómo hacemos agricultura  con menos agua, cómo producimos la misma cantidad de alimentos sin consumir 70 por ciento del agua sino la mitad. No podemos hablar de una agricultura ‘cero agua’, pero mucho menos que 70 por ciento y eso es algo que no estamos pensando.

Estamos acostumbrados a usar agua casi sin restricción y ese mundo se está acabando con el cambio climático. No vamos a lograr pasar rápido de un 70 a un 35 por ciento del uso de agua en la agricultura, pero más nos vale empezar ahora porque si no el cambio climático nos va a ganar la carrera.

A lo largo del Amazonas hay 140 presas hidráulicas operativas o en construcción y planean construir otras 428. Aunque al final solo se levante una porción de ellas, los científicos creen que su impacto sobre los ríos amazónicos será "desastroso". Un estudio global sobre las consecuencias de tanta represa señala que alterarán el discurrir del río, reteniendo la mayor parte de los sedimentos y nutrientes fluviales que no vivificarán la planicie amazónica, ahogando la vida que depende del río y el océano donde acaba.

En el Amazonas todo es a lo grande. Su tramo principal tiene unos 2.000 kilómetros hasta la desembocadura en el Atlántico, en un estuario con más de 300 kilómetros de ancho. Pero aún hay otros 5.000 kilómetros hasta llegar al extremo contrario, a su cabecera en los andes peruanos, por donde discurren sus afluentes principales. Algunos, como el Madeira, el Negro o el Japurá, están entre los 10 ríos más grandes del planeta. La cuenca del Amazonas ocupa una extensión de 6,1 millones de Km2, 12 veces la de España. Y el agua que discurre por los ríos amazónicos equivale al 20% del agua dulce líquida de la Tierra.

 

A pesar de tanta enormidad, no hay río que sobreviva a 568 presas. Esa es la principal conclusión de un amplio estudio en el que han participado desde ecólogos hasta ingenieros, pasando por economistas y geólogos de una decena de universidades estadounidenses, alemanas, británicas y brasileñas. Aunque cada presa lleva aparejado su estudio de impacto ambiental, nunca se había estudiado el impacto regional de todas las represas habidas y por haber en la cuenca amazónica. La investigación, publicada enNature, analiza el coste que tendrán sobre la vida del río, desde las inundaciones estacionales que dan vida a la Amazonia, hasta los sedimentos que dejará de arrastrar hasta la desembocadura.

Los ríos no son solo agua. También transportan grandes cantidades de sedimentos que arrancan de un lado y depositan en el otro. Estos sedimentos son el sustrato mineral de la vida en una amplísima región de más de un millón de Km2, entre humedales y llanuras aluviales. En su último tramo, el Amazonas transporta entre 800 y 1.200 millones de toneladas de limos, arenas y arcillas y al menos la mitad acaban en el océano al año. Con cada presa que se interponga entre el río y el mar, un porcentaje de esos sedimentos quedará atrapados en el hormigón.

"Acuérdense del antiguo Egipto, que dependía de los limos del río que fertilizaban las tierras de la llanura de inundación", dice el investigador de la Universidad de Texas en Austin (EE UU) y principal autor del estudio, Edgardo Latrubesse. "El Nilo es hoy en día un río totalmente regulado artificialmente por megarepresas. Es un caso típico que ejemplifica los tremendos impactos producidos por infraestructuras construidas varias décadas atrás, lo que produjo grandes impactos sociales, ambientales y económicos", añade este experto en geomorfología de los ríos. No es la primera vez que se relaciona la situación del Egipto moderno con la alteración del curso de su gran río.

En el caso que Latrubesse mejor conoce, el amazónico, el impacto combinado de las presas podría provocar que más del 60% de los sedimentos que arrastra el río se queden ahora atascados. "En el Yangtze [donde se levantó la presa de las Tres Gargantas] la retención hoy en día ya es de más de 75% y en otros ríos como el alto Rio Paraná en Brasil, la retención es más del 100%. Valores de más de 70-90% son típicos en el mundo. Esperamos algo similar en el Amazonas si todo fuera construido", sostiene.

Tal interferencia en la dinámica del río tendrá unas "consecuencias desastrosas", en palabras de Latrubesse. Los sedimentos no solo transportan nutrientes a la llanura aluvial, sino que son parte integrante del río: "Se erosionan barrancas, islas y pedazos de la llanura aluvial mientras se generan nuevas áreas por sedimentación", recuerda este investigador. Esta dinámica ayuda a mantener en los trópicos una gran diversidad de ambientes y, para los biólogos, "este proceso de regeneración es un mecanismo muy importante que contribuye a la creación de biodiversidad", concluye.

El problema no será menor en la desembocadura. La columna de agua y sedimentos que acaba en el Atlántico se extiende por más de 1,3 millones de km2del océano, la mitad de lo que ocupa el Mediterráneo. Además de ser la base de una extensa línea coralina en la costa americana y los manglares de las Guayanas y el norte de Brasil, esta enorme aportación amazónica interviene en el clima regional condicionando la generación y movimiento de las tormentas tropicales del Caribe. La falta de sedimentos en la zona costera también favorecerá la erosión marina y la intrusión salina en los acuíferos.

 

Los autores del estudio han creado un índice de vulnerabilidad de los ríos al impacto de las presas. Sobre un máximo de 100, algunos ríos de la franja andina, como el Marañón, podrían alcanzar un índice 72. En su cabecera hay construidas o planificadas 104 presas de más de 1 megavatio (MW) de capacidad generadora. Más abajo, el río más vulnerable es el Madeira, uno de los 10 más caudalosos del mundo que por sí solo aporta la mitad de los sedimentos que el Amazonas lleva al mar. Con un índice de vulnerabilidad superior a 80, en el Madeira viven unas 1.000 especies de peces, el triple que en todos los ríos de Europa.

Pero el caso más llamativo quizá sea el del Tapajós, el principal afluente de la margen derecha del Amazonas. En su tronco principal no hay ninguna presa. Sin embargo, es y será uno de los más afectados por la construcción de decenas de represas en sus afluentes creando un sistema interconectado de presas y pantanos artificiales a lo largo de 1.000 Km, casi la distancia que hay entre Madrid y París. Para Latrubesse, "seria imposible construir este tipo de obras de tremendo impacto ambiental en países desarrollados".

La justificación para todo esto era la necesidad de generar la energía sobre la que Brasil, Ecuador, Perú o Bolivia pudieran basar su desarrollo. Sin embargo, laspresas hidroeléctricas no parecen la solución. El investigador de la Universidad de Oxford y coautor del estudio, Atif Ansar, recuerda: "Nuestras investigaciones previas han mostrado que, debido al sistemático problema de los sobrecostes y el alargamiento de los plazos, el coste real de las grandes presas es demasiado alto como para recuperarlo". Pero estos trabajos eran económicos, no incluían el impacto ambiental. Ahora, dice, "las grandes presas no solo son inviables económicamente, sino también ambientalmente perjudiciales".

El número de fallecidos por las inundaciones ha subido este sábado a 90, los desaparecidos a veinte y los damnificados a 120.899 habitantes

El número de fallecidos en Perú por las inundaciones subió hoy a 90, los desaparecidos a veinte y los damnificados a 120.899 habitantes, según el último informe del ministro de Defensa, Jorge Nieto.

Los afectados por el fenómeno del Niño costero ascienden a 742.101 personas, entre los que hay 347 habitantes heridos.

 

Según datos del Centro de Operaciones de Emergencia Nacional(COEN) citados por el ministro, las intensas lluvias y desbordes de ríos han dejado 14.301 viviendas colapsadas y 164.386 casas afectadas, 40 colegios destruidos y 1.391 afectados en sus estructuras.

Nieto aclaró, en declaraciones a RPP Noticias, que “los vuelos cívicos no se han suspendido, siguen manteniendo su operación” para transportar gratuitamente a la población en naves de la fuerza aérea hacia las zonas afectadas.

 

Sin embargo, el ministro indicó que parte de los vuelos tienen que ser utilizados para transportar productos agrícolas, a petición de los gobernadores regionales, ante el desabastecimiento de alimentos por la emergencia climática.

En las regiones de Tumbes y Piura, dos de las más afectadas por las tormentas y lluvias, la producción agraria se está malogrando en los campos, y, si no es trasladada a tiempo, generará un problema económico en dos o tres meses a los productores, afirmó Nieto.

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