Cada día, cada momento es una oportunidad para descubrir lo que cada uno es: sus costumbres, su forma de ser, aquello que lo constituye como persona, es decir, lo que lo identifica. Pero para llegar a este punto hace falta comenzar a descubrirse internamente para poder darse a conocer externamente a los otros y poder así crear una identidad colectiva, es decir allí donde cada uno se presenta con sus características propias, aportando con ella valores o en algunos casos antivalores a la sociedad.

Vivimos en una sociedad donde con demasiada frecuencia somos imitadores de los otros, basta ver una moda por la televisión, por internet e inmediatamente caemos en ella y queremos imitarla, a veces sin ni siquiera conocer el por qué lo hacemos, por qué usamos y nos vestimos de una cierta manera. Esto se ve mucho en la población juvenil, que es la que está más “enganchada” con estas nuevas tecnologías y que los hacen funcionar muchas veces como una esponja, es decir, que vamos absorbiendo todo lo que se vemos alrededor. 

Eso es lo que quiere que seamos nosotros, y caemos en la trampa más de lo quisiéramos, así es el mundo donde vivimos y en el cual le vamos aportando cosas, partiendo siempre de los que hemos asumido, de los valores de los que no dejamos empapar, con frecuencia de forma poco crítica.

Construyendo mi identidad…

La identidad de cada persona no se limita solo a lo que dice nuestro DNI como pueden pensar algunas personas. Hay un sinfín de cosas que me caracterizan como persona, hay valores y anti valores que yo voy asumiendo como persona y que van formando parte de mi identidad como ser humano, como individuo en particular y que yo asumo y, de alguna manera, pongo a disposición de los demás y de la sociedad. Llegar a este punto supone que tenemos que ir descubriendo y creando nuestra identidad. Y después de descubrirla asumirla y hacerla parte de nosotros, ya que la identidad también está en una ideología política que me identifica más que otra, en un equipo de futbol que me gusta más, en fin, está en lo que nosotros somos y hacemos a diario y que puede ser influenciada por lo que veo y percibo a diario en la sociedad, en el grupo cercano con el que me relaciono.  

¿Qué encontramos hoy en la sociedad?

Nos encontramos muchas veces con las llamadas “crisis de identidad”, donde la persona no se identifica con nada, todo les parece absurdo. O bien en el otro extremo, donde uno se identifica con todo, o cuando nada o casi nada llena sus expectativas y esto lo solemos ver muchas veces en los jóvenes que continuamente están buscando constantemente con alguien con quien puedan identificarse, de aquello que puede definir su rol en la sociedad de hoy. 

Es cierto que muchos de ellos no están satisfechos con el modelo que le ofrece la sociedad hoy y buscan en la medida de lo posible construir esa nueva identidad colectiva, pero es un proceso lento, ya que muchas veces se tiene que luchar con ciertos sistemas tradicionales que han tenido la primacía en la sociedad y en los cuales ellos no se sienten identificados ni muchas veces incluidos.

Es difícil el poder unificar criterios sobre determinados temas y sobre éste aún más ya que cada persona, cada joven, está en ese proceso de búsqueda. Demasiadas veces se siente solo en este proceso y pide ser acompañado para que no sea un proceso que realiza en solitario, sino que es acompañando, iluminado por otros para llevar adelante ese camino con frecuencia complejo y exigente a la vez, ya que se trata de asumir en tu vida, lo que tú eres, lo que tú quieres ser, sin ser influenciado necesariamente por las masas y las nuevas formas de comunicación. 

Una identidad construida partiendo de lo que yo quiero ser como persona, de lo que yo quiero aportar a la sociedad hoy, por ahí va el camino.  También la fe cristiana nos ofrece la identidad de Jesús, donde con su estilo de vida reflejado en los evangelios puede significar un antes y un después en nuestras vidas, por eso joven tú eres importante, porque juntos construimos una sociedad, amplia, plural, donde hay espacio para todos y donde podemos irnos descubriendo los unos a los otros, enriqueciéndonos mutuamente.