Vivimos en un mundo marcado por muchos acontecimientos que a diario van cambiando nuestras vidas, es allí en estos acontecimientos donde muchas veces se puede experimentar nuestra capacidad de ser desprendidos o entregados a causas que son en beneficio de los más pobres y necesitados.
En este sentido, se podría decir que no vivimos solos en el mundo, que no vivimos aislados en nuestro propio ámbito, sino que estamos llamados a preocuparnos de los demás; indirectamente se podría decir que somos, en la medida de nuestras posibilidades, corresponsables de los otros, sobre todos de aquellos menos favorecidos en la sociedad, a ellos estamos llamados a tenderles nuestras manos, como hermanos que somos.
Apertura a los otros
Ante esta realidad que no debería ser indiferente para ninguno de nosotros, vemos una gran preocupación sobre todo en la población juvenil. Ellos independientemente de su religión, de sus creencias, están en su mayoría abiertos antes estas preocupaciones, su apertura hacia la solidaridad en campos como el del voluntariado, nos deberían de interpelar continuamente a nosotros en nuestra manera de colaborar y ayudar.
Los jóvenes en su gran mayoría tienen esa gran sensibilidad y esa disponibilidad para socorrer a los otros, basta ver sus actuaciones en catástrofes naturales, en eventos de gran relevancia para la sociedad, siempre están allí para socorrer, colaborar y ayudar en el desarrollo de estos acontecimientos, mostrando ese grado de responsabilidad para con los otros, que se transforma en solidaridad y desprendimiento.
Una sociedad que nos pide apertura
En una sociedad secularizada, donde muchas veces importo solo yo y mi entorno es totalmente desconocido para mí, es loable ver a jóvenes que se entregan a las causas de los otros, de los menos favorecidos, esto nos demuestra el grado de responsabilidad que tienes con la creación, al menos en uno de sus ámbitos como es el socorrer al hermano.
Es un valor que trasciende las religiones, y que estamos llamados a ponerlo en práctica en nuestra vida diaria, a trasmitirlo a las nuevas generaciones como una manera de despertar el interés por los otros, y dejar a un lado el individualismo reinante muchas veces en nuestras familias y en nuestra sociedad.
Vivirla como hermanos
Cuando buscamos el significado este gran valor como es la solidaridad, nos encontramos con muchas definiciones, pero cada una de esas definiciones no sería completa si no existiera ese amor por los otros, sino se reconociera que el otro que está en dificultad necesita de mí, y que yo soy capaz de ir a su encuentro porque reconozco en él a un hermano, uno igual que yo que le ha tocado vivir y experimentar una situación difícil en una determinada etapa de su vida.
Abrámonos pues a la riqueza de este gran valor que trasciende las religiones, pero que en nuestro caso (como cristianos - católicos) tratamos de vivirlo siguiendo siempre las enseñanzas de Jesús y de su evangelio, que nos invita a no permanecer indiferentes ante el sufrimiento de los otros, es una invitación a ti joven, para que continúes viviendo y desarrollando este gran valor, para que juntos construyamos esa sociedad del amor, donde todos somos importantes e iguales en cuanto a dignidad.